Siento mucho lo que voy a decir, pero mi conciencia y principios, me obligan a ello.
El Rey está desnudo, y alguien lo tiene que decir…
La Constitución, que ahora el régimen sanchista, comunista y bolivariano, está derogando, por la gatera, establece en su artículo 56 que “El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones, asume la más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales, especialmente con las naciones de su comunidad histórica…”, etc.
¿Y qué ha hecho el Rey ante los continuos desplantes a don Javier Milei, presidente argentino, elegido democráticamente, y por amplia mayoría…?
Pues negarse a recibirle en su penúltima visita a España, para recibir una medalla de la comunidad de Madrid, y otras distinciones y reconocimientos.
Es decir, que Felipe VI actúa en total sintonía con el régimen sanchista, y no deja de ser un apéndice del mismo.
Ignorando sus deberes como Jefe del Estado, que le impone y exige el artículo 56 de la Constitución.
Ha pasado a ser un jarrón chino, en acertada expresión de Felipe González sobre los ex presidentes del gobierno.
Aunque hay uno, Zapatero, que más que un jarrón chino, es un forúnculo en el culo de la nación española, por el mal que da.
Y otro, Rajoy, que se empeña en escribir unos libros que nadie lee, donde intenta justificar su injustificable gobierno, y cobardía congénita, que nos ha llevado al actual estado de cosas.
La señora Ayuso ha intentado templar gaitas con la gran república argentina, nación a la que tanto debe nuestra Patria, ya desde los tiempos del general Perón, que nos abastecía de carne y trigo, después de la guerra incivil, y cuando España tenía todos los mercados cerrados, básicamente por falta de dinero para importar.
Los generales Franco y Perón, en total sintonía, se apoyaron mutuamente, y no nos faltaron los productos básicos, a crédito, que huelga decirlo, España pagó religiosamente.
Yo he estado en Argentina, y me he sentido como en casa.
Argentina es una prolongación de nuestra Patria, y los españoles se sienten argentinos, y los argentinos españoles.
Y es algo que ningún presidente del gobierno, por maniqueo que sea, conseguirá impedir nunca, pues son sentimientos naturales, forjados durante siglos.
Felipe VI tenía una ocasión magnífica de demostrar que es alguien, que pinta algo, y que cumple con sus deberes constitucionales, establecidos en el artículo citado previamente.
Pero ha preferido no hacerlo, y quedar como lo que es, un apéndice del gobierno.
Desgraciadamente, tendrá el mismo destino que suelen tener los apéndices, ser extirpados.
Ramiro Grau Morancho
Académico, jurista y escritor