Hace años estuve en la Argentina, como dicen ellos, y tengo un recuerdo imborrable de las atenciones recibidas, y el afecto con el que fui tratado.

Me sentí como en mi propia casa.

Argentina es una gran nación, que recibe a los españoles con los brazos abiertos, por lo menos si uno es correcto y educado, y no va de prepotente y de imbécil por la vida…, que también los hay.

Estuve en la Universidad Nacional de Rosario, en un programa de intercambio de profesores, con estancia también en Buenos Aires, dónde trabé amistad con don Oscar Adolfo Pozzolo, juez del trabajo (el equivalente a magistrado de trabajo en España), y profesor de derecho laboral en varias universidades, y centros de postgrado.

Oscar Adolfo fue presidente de la asociación de jueces del trabajo de la provincia de Buenos Aires, por elección de sus compañeros, durante una década de su vida, lo que acredita su gran categoría profesional.

Y de la personal, humana y familiar puedo dar fe, pues fui invitado a su casa, tuve el honor de conocer a su esposa e hijas, etc.

Pues bien, ayer me envío el texto que voy a reproducir a continuación, no sin antes haber contactado con su autora, y obtenido su autorización para “republicarlo” en España, siempre que cite su nombre y página web, como no podía ser menos.

La situación en la gran república Argentina es similar a la española…. Cada día coincido más con ellos, sobre todo en la extrañeza por tener ¡un rey! en estos tiempos, lo que les parecía muy absurdo, y a mí también, sobre todo vista la nula categoría intelectual y moral del rey “demérito”, y el escaso carácter del actual…

Este es el texto:

 

Quédate en casa

 

Quédate en casa –que nosotros te dejamos sin trabajo y llevamos tu empresa a la quiebra, esa que te costó tantos años crear-.

Quédate en casa –que nosotros decidimos por vos; a qué hora podés salir y en qué condiciones-.

Quédate en casa –aunque no tengas dinero para comprar comida-.

Quédate en casa –aunque a tu madre le queden pocos años de vida y te necesite-.

Quédate en casa –y no veas a tus nietos por las dudas que te contagien-.

Quédate en casa –pero seguí pagando los impuestos aunque no generes ingresos-.

Quédate en casa –mientras nosotros soltamos a los presos en libertad-.

Quédate en casa –mientras reventamos la economía sacándote del medio-.

Quédate en casa –porque si salís corres el riesgo de morirte de una gripe con un dos por ciento de mortalidad-.

Quédate en casa –así podemos ejecutar nuestro plan sin escuchar protestas-.

Quédate en casa –así te podemos controlar mejor con nuestros dispositivos aéreos aunque vos pienses que son naves espaciales de otro planeta-.

Quédate en casa –así podemos continuar con nuestra agenda mundial sin interferencias-.

Quédate en casa –que nosotros te dejamos una lista de entretenimiento virtual para que no te hagas preguntas sobre la “nueva normalidad”-.

Quédate en casa –que nosotros estamos trabajando duro para asegurarnos de que cada día estés más alejado de tus vínculos-.

Quédate en casa –y ojo con lo que hacés porque tus vecinos también actúan como policías-.

Quédate en casa –no te expongas a la luz solar, ni a los gérmenes así terminaremos de destruir tu sistema inmunitario-.

Quédate en casa –hablando por teléfono mientras nosotros escuchamos tus llamadas  y nos acercamos un poquito más al plan perfecto-.

Quédate en casa –no utilices el poco efectivo que te queda así lo sacamos de circulación y creamos una sola moneda-.

Quédate en casa –así podemos subir torres radiactivas sin que vos te enteres-.

Quédate en casa –y sí salis tenés que llevar una máscara puesta, para generar separación, no inmunidad-.

Quédate en casa –aléjate de todo lo que te hace humano, así nuestra interferencia es más sutil y no encontrás culpables-.

Quédate en casa –así vamos estudiando tu comportamiento cuanto esto sea la norma-.

Quédate en casa –como cuando el modelo hitleriano daba órdenes y la gente cumplía. Solo que él lo hacía con armas, y nosotros con tu miedo-.

Quédate en casa –no pelees por tus derechos como ciudadano ni por tu familia, te queremos dócil, no rebelde-.

Quédate en casa –sin sueldo, sin vacaciones, sin viajes, sin futuro, sin escuela, pero con Netflix-.

Quédate en casa –mientras seguimos gestionando una dictadura con tu ignorancia–.

Quédate en casa –y repetí este mensaje mil veces y deciles a los otros que también lo repitan. Porque de tanto decirlo, te lo vas a terminar creyendo. No por dos meses o un año, sino por el resto de tu vida.

Entérate, no te quieren sano, te quieren esclavo.

Por la libertad.

Ceci Castelli

www.cecicastelli.com

 

(Ceci es una periodista argentina, nacida en Rosario, y actualmente residente en San Francisco, USA)

 

Ramiro GRAU MORANCHO

Abogado y escritor

 

Ramiro Grau Morancho