Ante la ruina de España, y su futura quiebra, todos tenemos que apretarnos el cinturón, en algunos casos hasta no poder respirar…
Los autónomos son los grandes paganos de la situación. Un colectivo de más de tres millones de personas, que seguramente se habrá reducido a finales de año a la mitad, y con eso queda todo dicho.
Los trabajadores acogidos a ERTEs, expedientes de regulación temporal de empleo, han perdido un 30% de sus ingresos, pues solo recibirán el 70%, y eso en el mejor de los casos, y con la espada de Damocles del cierre definitivo de miles de empresas sobre sus cabezas.
Los jubilados, en muchas ocasiones sostén de la precaria economía de sus hijos, y hasta nietos, no cabe duda de que sufrirán también lo suyo, por el previsible incremento del coste de la vida, la congelación de sus pensiones, y eso suponiendo que no se reduzcan progresivamente, etc.
Pero quedan dos grandes grupos sociales que siguen “disfrutando” de la vida, y cobrando el ciento por ciento de sus ingresos: la casta política y los empleados públicos.
Y no solo eso, sino que está aumentando, y mucho, el número de enchufados, digo de empleados públicos, la mayoría ingresados a dedo, como en cualquier régimen dictatorial que se precie: altos cargos, directores generales, personal eventual, asesores, etc.
Tengan ustedes en cuenta que hemos pasado de 13 ministerios a 23, y de una o dos vicepresidencias del gobierno, a cuatro, y eso por ahora.
Las 19 autonosuyas, pues eso es lo que son (incluyendo a Ceuta y Melilla, las dos ciudades autónomas), siguen “disfrutando” de unos parlamentos que todos sabemos que no sirven para nada, a Dios gracias, pues no podemos tener veinte leyes sobre cualquier materia, de unos “defensores del pueblo” que tampoco, de “tribunales de cuentas”, con variopintas denominaciones, que nada controlan, y de unos consejos económicos y sociales que parodian al estatal, pero cuya inutilidad es clara y palmaria.
Abundan los consejeros, a cual más inútil, los directores generales, los jefes de gabinete (antiguos secretarios particulares, de toda la vida), etc.
La mayoría de esos cargos por no decir todos, nombrados a dedo, y en muchos casos sin mérito alguno, salvo que se considere mérito chuparle el culo al jefe correspondiente, o incluso otras cosas…
En definitiva, España se va a pique, pero seguimos teniendo una orquesta de primera categoría, disfrutando del viaje, y viviendo a lo grande, con coches oficiales, todos de alta gama, por supuesto, chóferes, escoltas, etc.
¡Será por dinero!
Los trienios siguen cayendo automáticamente en las administraciones públicas (en las empresas privadas ya casi están desaparecidos), proliferan los ascensos automáticos, o por méritos peloteriles, los altos cargos que cesan tienen “derecho” a cobrar durante un máximo de dos años el 80% del salario que recibían anteriormente, una especie de “seguro de desempleo político”, mientras llega otro nombramiento digital, etc.
Dentro de nada los 500.000 políticos profesionalizados, y los 3.500.000 empleados públicos devengarán una nueva paga extra del cien por cien de sus ingresos… ¡y aquí no ha pasado nada, y si pasa, no importa!
¿Hasta cuándo creen ustedes que el pueblo español vamos a poder seguir soportando esta situación…?
Solo le pido a la Unión Europea que, por favor, no nos ayuden. No lo merecemos.
Ramiro GRAU MORANCHO
Abogado y escritor