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La emergencia sanitaria que ha obligado a suspender las clases presenciales en toda España pone al sistema educativo ante un desafío mayúsculo: continuar su formación digitalmente.

Para ello, el Ministerio de Educación y FP ha puesto en marcha iniciativas como la web “Aprendo en casa”, para que profesores, familias y alumnado puedan continuar la actividad educativa durante el periodo de suspensión de las clases presenciales por el coronavirus.

A esta iniciativa se suma a la programación especial “Aprendemos en casa” que desde este lunes se emite en TVE para facilitar el aprendizaje durante la crisis del COVID-19, en la que el Ministerio recomienda mantener los hábitos de estudio “sin generar en las familias una tensión añadida a la que de por sí provoca la situación de confinamiento prolongado“. 

 Indudablemente, esta situación en la que nos encontramos, nos ha sobrevenido de forma inopinada – no entro aquí a analizar las posibles negligencias de las autoridades a distintos niveles no específicamente educativos -, y tenemos que aprovechar, sacando el máximo partido posible, las nuevas tecnologías y todos los recursos adicionales que nos brindan, Ahora bien, como siempre, sin olvidar que se trata de medios, no de panaceas o soluciones mágicas. Recuerdo en este sentido lo que me comentaba un compañero, veterano profesor de Secundaria en diversos institutos, con ocasión la noticia, proclamada a bombo y platillo por los jerifaltes gubernamentales del momento, de los chicos de Ariño (Teruel) que fueron a Berlín a recibir un premio de manos de Bill Gates y Ángela Merkel. Se trataba del por entonces “buque insignia” de la red de centros públicos de Aragón, un centro público ubicado en la Comarca de Cuencas Mineras en la que todos los alumnos disponían de una tablet para sus clases. Finalmente, me decía este profesor, de hecho ninguno de ellos lograría terminar el bachillerato.

Desde esta perspectiva, que estos recursos son eso, herramientas, pero que no dispensan del esfuerzo en el estudio y de la necesaria implicación de las familias en la creación de un clima que lo favorezca, aspectos que con motivo de la crisis presente han cobrado mayor relevancia aún si cabe, no podemos olvidar la realidad de la “brecha digital” que existe entre territorios, entre diversos grupos sociales, definidos por su edad, sus condiciones efectivas de vida y trabajo, etc.

 Es un hecho que no todas las familias disponen de ordenadores personales en casa, y que desde luego una gran parte de las que cuentan con él tienen que compartirlo entre todos sus miembros. Otras, aun disponiendo de equipos, no tienen contratado acceso a internet. Ordinariamente esto puede solventarse acudiendo al centro o a una biblioteca, donde además se dispone de Wi-Fi. En Estos momentos estas posibilidades están descartadas, debido a la necesidad del confinamiento. Y a todo ello vienen a añadirse los problemas económicos y laborales que se están empezando a producir como consecuencia inmediata de la paralización de la actividad en todo el país. Por eso cobra tanta importancia lo que pueda hacerse desde la televisión e incluso a través de programas radiofónicos. ¡Quién lo diría a estas alturas¡ ¿Verdad?

Tanto en uno como en otro caso, la tecnología de difusión digital terrestre – la digital por satélite no está tan extendida en nuestro país – dota a radio y televisión de posibilidades adicionales de transmisión de contenidos didácticos de diversa índole. Aprovechémoslos. Veamos de qué manera podemos incorporar también las capacidades suplementarias que nos brindan los smartphones. Todo menos cubrir el expediente con medidas más o menos estandarizadas. Que los centros hablen con las familias, con los padres, y que elaboren planes de trabajo para los alumnos que sean realistas. De lo contrario, esta crisis se traducirá en un ensanchamiento de la “brecha digital”, entre territorios y entre hogares, en lugar de ser ocasión de que el sistema educativo, a través de todos y cada uno de los centros docentes, vaya incorporando buenas prácticas derivadas de la presente situación de emergencia.

Hay que seguir formando a los profesores en el uso pedagógico de las nuevas tecnologías, y no simplemente en su manejo. Se trata de que los maestros y profesores sean capaces de formar a los alumnos, en las diferentes áreas de conocimiento, para que éstos puedan asimilar sus contenidos en un formato actual (4.0), sin merma de integridad ni profundidad, pero al mismo tiempo de modo que puedan consultar y ampliar conocimientos e interactuar con el entorno en el que necesariamente tendrán que desarrollar su vida y su trabajo en el futuro.

Por tanto, nada de soluciones prefabricadas, claridad en los contenidos, con rigor académico y científico, y método empírico (prueba-error) en los medios, los instrumentos, las herramientas de aprendizaje. Como siempre, más sentido común y menos enjuagues ideológicos.

ACeBe

 

Vicente Alba