Cuando paseo por las calles de Zaragoza, en ocasiones me saludan lectores de mis artículos, por lo que deduzco que tengo algunos…

Siempre es una duda para un escritor pensar si realmente te lee alguien, y si tus opiniones interesan a otras personas.

Agradezco mucho esos saludos espontáneos, y más cuando proceden de personas a las que no conocía previamente, pero detecto en casi todas ellas una sensación de desánimo, de pesimismo, posiblemente fundado, y una gran preocupación ante lo que nos espera.

El régimen sanchista, pues esto no es solo un gobierno, sino un régimen, está sentando las bases de una tiranía, ocupando todas las instituciones, y consiguiendo así la unidad de poder, que caracterizaba al régimen franquista, por ejemplo.

“Unidad de poder y coordinación de funciones”, decía una de las siete leyes fundamentales, que articulaban la Constitución del régimen.

Ahora, en cambio, es al revés.

Hemos pasado de un teórico régimen de separación de poderes, a la implantación progresiva de una dictadura sanchista, auspiciada por Pedro Sánchez, con un  único fin, mantenerse en el poder el máximo tiempo posible.

Frente a esta cruda realidad, los españoles de bien, que quiero pensar somos la mayoría, ¿qué podemos hacer…?

En mi modesta opinión, varias cosas:

Si puedes, ten hijos, para facilitar el relevo generacional, pues al paso que vamos, los españoles de origen pronto seremos una minoría en nuestra Patria.

Y edúcales tú, en valores y principios cristianos y tradicionales, pues son las raíces de la civilización, española y europea.

Así contrarrestarás el adoctrinamiento a que serán sometidos por el sistema “educativo”, que solo pretenden manipularles, y hacerles partícipes de unas ideas que atentan realmente contra la civilización  cristiana, y el valor intrínseco de la vida humana.

La vida puede hacer que en determinados momentos tengamos actuaciones inmorales, pero la moral debe presidir nuestra vida, no la amoralidad, el no saber discernir entre lo bueno y lo malo.

Enséñales a respetar a la familia, y cultivar las relaciones con sus abuelos, tíos, primos, etc., pues todos tenemos que tener un punto de anclaje, para saber a dónde vamos.

Una persona sin familia, es como un árbol sin raíces, que al menor viento cae al suelo.

“Papá Estado” no es nuestro padre, sino un ente necesario, para vivir en una sociedad organizada, con orden y autoridad, pero cuyo papel no puede invadir todas las esferas de nuestra vida.

Ama a tus semejantes, especialmente a tus compatriotas, y procura hacerles la vida más fácil, pues estamos en la vida para ser útiles a los demás, no para ser un fin en nosotros mismos.

Sé un ciudadano involucrado en la sociedad, no una persona egoísta, que solo va a lo suyo…

Recuerda que España es nuestra casa común, y que la política es algo muy importante, para dejarla en manos de políticos profesionalizados, que no profesionales.

Piensa que sufrirás sus decisiones, como las leyes del  aborto, de la eutanasia, una imposición fiscal que ya se ha convertido en una auténtica extorsión fiscal, etc.

Utiliza todos los medios posibles para manifestar, de una forma educada, tus opiniones fundadas, sin callar lo que realmente piensas, pues solo de la verdad saldrá la luz.

Permanece erguido, aunque te muelan a palos, te difamen, injurien, etc., pues debes cumplir con tu deber, y procurar ser lo más ejemplar posible.

Y, por último, reza, pues Dios te dará las fuerzas que te falten, cuándo veas que flaqueas, y muchos de tus familiares, amigos, etc., te digan que para qué te involucras tanto, que ya está todo perdido, que no hay nada que hacer, que tú tampoco vives nada mal, que porqué te quejas tanto, etc.

No creas en las rendiciones preventivas…

Hay que luchar, pues la vida es lucha y sacrificio.

No queda otra.

 

Ramiro Grau Morancho

Académico, jurista y escritor

https://www.graueditores.com

Ramiro Grau Morancho