En resumen: continua la barbarie incivil al reventar el final de la procesión de San Fermín en Pamplona (capital del milenario Reyno de Navarra), con agresiones físicas y psicológicas contra el alcalde de la ciudad -sr. Maya- y parte de los concejales de la comitiva municipal, contra el señor arzobispo de Pamplona y el cabildo de la S. I. catedral. En ellos, se agrede y humilla a todos los habitantes de Pamplona y a todos los católicos de la diócesis de San Fermín. La gente de bien es doblemente vapuleada en sus representantes. Sí, EXIGIMOS RESPETO y poner fin de una vez a tantos desmanes e impunidad de la que gozan los “niños bonitos” del gran capitalismo transnacional. El flamante Estado de Derecho tiene que demostrar que él mismo no es mentira, y el sistema que es verdad lo que tanto cacarea de sí.

Contaremos lo ocurrido, pues hemos asistido a la humillante y bochornosa la agresión múltiple realizada al final del trayecto de la procesión de San Fermín del 7 de julio de 2022, tras dos años de suspensión de las fiestas por la llamada pandemia.

Esta bárbara agresión incívica, ha tenido lugar cuando el Ayuntamiento acompañaba al sr. arzobispo y al cabildo catedralicio a la catedral,  subiendo la empinada calle Curia abarrotada de gente. Muchos de los presentes, de edad madura, hombres y hasta mujeres, han amenazado, insultado y ejercido su acostumbrada violencia física y psicológica… contra el señor alcalde sr. Maya y parte de la Corporación municipal, contra el arzobispo y el cabildo catedralicio. A ello se suma la calumnia contra la Iglesia. Está todo grabado y hay muchas fotografías para aplicar el código penal. En ellas se ven rostros desencajados que rezuman odio, gestos y gritos violentos, agresiones de todo tipo, tres policías municipales heridos….

El viernes día 8, la Junta de portavoces del ayuntamiento pamplonés ha condenó taxativamente las agresiones al alcalde de Pamplona por Navarra Suma (sr. Maya) y a los concejales de Navarra Suma y el PSN, con el incívico voto en contra de Geroa Bai -que no obstante dice condenar las agresiones- y sin que EH Bildu se pronunciase aunque luego diga haber lamentado los incidentes.

A esto último queremos hacer una aclaración muy importante.

Primero. Irán contra UPN (gritos “UPN Kanpora”, escupitajos y empujones), Navarra Suma y el PSN, pues de alguna manera el PSN dio la alcaldía al sr. Maya (UPN), pero no se puede dejar de lado que también han ido directamente contra las autoridades de la Iglesia, el arzobispo y el cabildo de la S.I. catedral. Yo diría que sobre todo han ido contra ellos, debido a lo visual de las pancartas expuestas y a las agresiones que han sufrido algunos miembros del cabildo. El “moderno” anticlericalismo, se escuda en nuestras calles en el “conflicto civil” provocado por los mismos anticlericales. El sr. arzobispo ha afirmado que han sido agredidas las instituciones civiles y eclesiásticas.

Las pancartas, bien visibles, y cada una con el icono del obispo, atacaban a la Iglesia: “Lapurrak, lapurrak, lapurrak, lapurrak”  (ladrones, ladrones, ladrones, ladrones), “Devolved lo robado”, “Lapurrak infernura” (ladrones al infierno), “Hipokritak kanpora” (fuera hipócritas), “Inmatriculaciones, escándalo monumental”, “Iréis al infierno”, “Pecadores. El 7 no robarás”.

Añadiremos los aspectos siguientes:

Segundo. Los políticos municipales que han condenado –y hacen muy bien- esta barbarie, que avergüenza al vecino HONRADO que exige RESPETO a las personas, RESPETO a las instituciones religiosas y civiles, y RESPETO a la ley que declara la justicia de las inmatriculaciones realizadas por la Iglesia católica (sin duda para evitar una nueva desamortización); quienes condenan esta barbarie –digo- siguen el discurso de los revolucionarios más radicales, pues utilizan contra ellos el mismo apodo que dichos radicales aplican a todos: es el de “fascistas”. ¿Qué más da, aquí y ahora, comunismo, nazismo, o fascismo en sus diversos grados? En realidad, el socialismo nacionalista y separatista de estos bárbaros está de acuerdo con tales totalitarismos elevados a la enésima potencia, utilizando una estrategia global típicamente  marxista o comunista. Que en el Ayuntamiento de Pamplona haya algún partido como EH Bildu que no condene el terrorismo etarra, a pesar de las exigencias de otros, e incluso que se ponga a dar lecciones, lo dice todo. Y dice todo del actual régimen político.

Tercero. Asistimos desde hace mucho tiempo a la mentira como arma arrojadiza. Así ocurre cuando se acusa al arzobispado de “ladrón”, cuando EH Bildu convierte lo criticable en mentira en la Corporación municipal, y tantísimas otras veces.

¿Se acuerdan de las mentiras que se han dicho sobre el monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada, mezclando unos temas con otros, y a las que quienes debieran no responden, pudiendo? Más aún.  ¿Se acuerdan de la penosa y vergonzosa cesión final del arzobispado ante las exhumaciones de ocho restos mortales de la cripta de dicho monumento, allá a finales de 2016, en contra de la voluntad de casi todos los familiares actuales de los inhumados por entonces, y la totalidad de los familiares de ayer? ¿Ceder en esto por qué, para qué y con qué fruto?

Ceder por miedo -que sigue existiendo- y propios complejos, para amansar a las fieras, no trae nada bueno. No actuar conforme a una estricta justicia ante el ayer histórico, el pasado y el presente, es pan para hoy y hambre para mañana. No soluciona nada y todo lo agrava. Sobre todo que no se construye sobre la verdad. Tanto tiempo de cesiones en todos los sentidos por unos, otros, y los de más allá, que estos son los resultados.

Si esas gentes no actúan con escraches por una cosa lo hacen por otra. Todo son pretextos, y con las mentiras y medias verdades es fácil encontrarlos. La sistemática impunidad de faltas y los más graves delitos estimula hoy semejante bestialidad, lógicamente incívica. Eso se debería saber hace tiempo. De aquellos polvos y más, vienen estos lodos y el más pegajoso barrizal.

Aquí son las instituciones del flamante Estado de Derecho las primeras que tienen que responder. Y si no lo hacen, habrá que denunciar no sólo a los agresores sino también a dichas instituciones. Si a pesar de lo ocurrido, aquí “no pasa nada”, es porque “pasa todo lo malo”. Más que vergüenza.

 

José Fermín Garralda

J.F. Garralda