Este 11 de septiembre, fecha habitual del akelarre independentista catalán, será especial. Se acabaron las demostraciones multitudinarias y orquestadas propias del adoctrinamiento nacionalista. Este año no se hablará de Declaraciones Unilaterales de Independencia, ni de de referéndums, ni se pondrá fecha para que llegue la “Reichpública” catalana.
Sin embargo, el supremacismo nacionalista debe quedar patente de alguna forma. Mientras que el resto de la ciudadanía vemos coartadas nuestras libertades de movilidad, libertad de expresión o sufrimos la opacidad de los poderes públicos respecto a sus responsabilidades, los independentistas podrán celebrar tranquilamente su “Diada nacional”.
La Generalitat de Cataluña ha dado permiso a celebrar concentraciones nacionalistas en más de cien poblaciones catalanas. Todo ello motivado para que TV3 pueda tener imágenes de manifestaciones en todo el territorio del Principado con las que cubrir el morboso adoctrinamiento al que nos tienen acostumbrados para esta fecha.
Mucho nos tememos que la ya tradicional y multitudinaria fiesta de la Hispanidad del 12 de octubre, que se lleva celebrando desde hace años en Barcelona, no gozará de los privilegios nacionalistas. Quizá el coronavirus patriótico sea maligno y el de los independentisas sea un bálsamo de salud desbordante.
Durante años, el separatismo durante la “Diada” nos ha mentido, tal vez este año nos mate.
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