Hemos dedicado ya varios posts a hablar de la burbuja de las renovables, el último de ellos, si no recuerdo mal, sobre el nuevo reglamento de acceso y conexión a la red, y las nuevas medidas adoptadas por el sedicente gobierno de España para poner coto a esta locura.
Sin embargo, es un hecho que siguen llegando noticias no precisamente tranquilizadoras. Recientemente se ha hecho pública la siguiente información, procedente de las Islas Baleares (Javier Gilabert, www.menorca.info, 12-07-2020):
“Menorca se ha sumado a la fiebre nacional de petición de licencias para conectar nuevos megavatios de energía renovables a la red de electricidad y se empieza a temer que detrás de parte de esas solicitudes de permiso para futuras conexiones a las subestaciones de la Isla no haya proyectos reales, sino un afán especulativo por parte de sociedades que han visto una oportunidad de negocio en la compra de derechos de conexión para revenderlos posteriormente –obviamente a un precio más elevado– a aquellos promotores que sí tengan intención de implantar parques solares o eólicos sobre el territorio insular.
Cuando la llamada burbuja de las renovables irrumpió con fuerza el año pasado en la Península, Balears estaba a salvo de estos movimientos especulativos, pero la situación parece haber cambiado. La Dirección General de Energía del Govern tiene constancia en estos momentos de que se han depositado avales para reservar puntos de acceso a la red eléctrica por una potencia de prácticamente 166 megavatios (MW). Para entender lo desproporcionado de esta cifra cabe recordar que la punta de demanda eléctrica de la Isla se sitúa en los momentos de mayor actividad, en pleno verano, en alrededor de 130 MW. Otra cosa es que detrás de esos avales haya promotores interesados en desplegar sus proyectos o bien sociedades que solo tratan de acaparar espacio para luego hacer negocio.
El detalle de esos avales es como poco llamativo. Los avales depositados ante la Dirección General de Energía se refieren a cinco proyectos, tres de ellos promovidos por la misma empresa, radicada en Madrid. El listado incluye tres conexiones en Maó, una de 49,9 MW –el equivalente al parque ampliado de Son Salomó– y dos de 20 MW; una en Sant Lluís de 46 MW y otra en Es Mercadal de 30 MW. Es precisamente la dimensión de esos proyectos, a los que se ve difícil encaje en la estrategia de transición energética del Govern y del Consell, lo que hace sospechar que pueda haber algo más que simples promotores decididos a implantar megaparques de generación renovable en la Isla.
Fuentes de Red Eléctrica de España, encargada de conceder los derechos de conexión para verter la energía generada por los parques solares a la red eléctrica, confirman la gran demanda que están registrando y, aunque sin dar demasiados detalles para no perder el papel de equidistancia que le corresponde como operador del sistema, aseguran que entre las conexiones concedidas y las que están a punto de ser concedidas darían –de cristalizar– para satisfacer con creces la demanda insular, incluso en las puntas estivales.
El tamaño de las solicitudes, que Red Eléctrica se limita a evaluar desde el punto de vista de viabilidad técnica sin entrar a valorar si detrás hay un proyecto real, amenaza con agotar la capacidad de las subestaciones de la Isla, con el agravante de que algunas de ellas, como Dragonera, en Maó, no tienen posibilidad de ser ampliadas. Con los permisos concedidos la situación en las subestaciones menorquinas es la siguiente. Según el documento público de capacidad máxima admisible de renovables en las subestaciones del sistema balear, a 31 de mayo en Dragonera hay una capacidad de acceso de renovables de 46 MW, entre eólica y no eólica, y ya no hay más margen, mientras que en Ciutadella la capacidad es de 56 MW –ya se cuenta el nuevo Son Salomó– y el margen es de apenas 5 MW, tres para energía eólica y dos para fotovoltaica. En Es Mercadal los márgenes son muy superiores.
Esa es la capacidad y el margen de acceso en las subestaciones de la Isla para el periodo 2015-2020. No quiere decir que las subestaciones estén saturadas en estos momentos, porque esos derechos de conexión a la red son a futuro, pero sí quiere decir que si esos proyectos fructifican y en los próximos meses entran más solicitudes de grandes parques habría que recurrir a la ampliación o a la construcción de nuevas subestaciones. Proyectos más pequeños pueden verter la energía a la red de distribución”.
Parece que estas cosas no sólo pasan en Aragón, y uno empieza a pensar que el fenómeno especulativo se está desarrollando, en realidad, sobre todo el territorio de España, peninsular y también insular.
Parece que, después de todo, no éramos tan malpensados, ¿verdad?