El Diputado de BILDU Jon Iñarritu es una estrella en el Congreso de los Diputados, como lo fue Baltasar Garzón en la Judicatura, hasta que lo expulsaron por delincuente. Alardea Jon, en su Curriculum Vitae publicado en su ficha en el Congreso de los Diputados, de Máster en la Universidad de Grenoble (Francia), lo que ya no nos dice es cómo se lo ha financiado y cómo lo ha debido llevar a cabo, aunque es de suponer. Debe tener una gran empatía universitaria con el actual Presidente del Gobierno, conociendo el fundamento de exigencia de éste en su curriculum académico.
Mientras decenas de miles de españoles han muerto o agonizan como consecuencia del Coronavirus, y en gran parte por la responsabilidad del Gobierno social-comunista que sustenta su partido BILDU, de indudable y claro perfil post-etarra, Jon Iñarritu, García de segundo apellido, se dedica a hacer el gracioso en las Comisiones del Congreso de los Diputados, en concreto el pasado día 27 de abril, en la Comisión de Defensa a la que está adscrito, donde atacó abiertamente al Ejército Español, riéndose de su sacrificio durante la Pandemia, sin que nadie le tirara de la oreja. Muchos deberían de preguntarse qué hace un sujeto de semejante calaña en una Comisión de Defensa de la Nación Española.
Sin embargo, dicho diputado, que no ha dejado de cobrar sus emolumentos y sus dietas durante la Pandemia, que se sepa, y al que en muy breve plazo de tiempo se lo reprocharán sus propios votantes, cuando vean que no tienen de qué comer, más que del odio con que diariamente les alimenta BILDU y sus secuaces, resulta que también participó en la Comisión de Sanidad del día 30 de abril, Jueves, a pesar de que él no figura adscrito a la misma, pues lo están sus compañeros de partido, o mejor dicho de la banda política, Iñaki Ruiz de Pinedo Undiano e Isabel Pozueta Fernández.
Yo, de ser Jon, me preguntaría qué hace tanto apellido castellano de su partido en las Comisiones del Congreso.
En este momento, se desconoce si la participación de Jon en la Comisión de Sanidad está amparada o no en el artículo 40 del Reglamento del Congreso, que determina que “Los Grupos Parlamentarios pueden sustituir a uno o varios de sus miembros adscritos a una Comisión, por otro u otros del mismo Grupo, previa comunicación por escrito al Presidente del Congreso. Si la sustitución fuere sólo para un determinado asunto, debate o sesión, la comunicación se hará verbalmente o por escrito al Presidente de la Comisión y, si en ella se indicara que tiene carácter meramente eventual, el Presidente admitirá como miembro de la Comisión, indistintamente, al sustituto o al sustituido”.
Habría que preguntarle a la Presidenta del Congreso o a la Presidenta de la Comisión de Sanidad sobre dicha comunicación, pues de lo contrario, de no existir, estaríamos ante una participación irregular de un diputado en una Comisión en la que no está adscrito, y en la que obviamente, como es el caso, no tendría conocimiento para su participación, pues el susodicho Jon es experto en Leyes, pero no en Sanidad.
Aclarado que efectivamente, dicha participación se produjo, del visionado del vídeo a partir del momento 1:22:00, al finalizar su intervención, que se basó en una mera crítica a la centralización del Estado como consecuencia de la crisis sanitaria, a plantear la situación del Condado de Treviño (histórica reivindicación territorial de los independentistas), amén de interesarse por la situación de los presos por la Pandemia, se entiende que por los de la Banda ETA, el diputado compareciente se desplazó a Vizcaya, según sus palabras, y como le podría pasar a cualquier ciudadano español, fue interceptado por la Guardia Civil, por una posible vulneración del confinamiento.
En este momento desconocemos qué iba a hacer el susodicho Diputado en su viaje, como también desconocemos si está actualmente cobrando sus dietas parlamentaria por desplazamiento, como si iba en su coche Citroën C-5, declarado en su declaración de bienes y rentas de diputados, o bien si se desplazaba a su vivienda familiar en Nouvelle-Aquitaine (Francia), como consta en la precitada declaración, o a cualquier otro piso franco que pueda suministrarle su organización política, o también pudiera ser, a interesarse por sus intereses económicos en la sociedad mercantil Alaitza, S.L., sita en Alava, de la que tiene casi 21.000 participaciones sociales y que, por cierto, es objeto de subvenciones públicas por la Diputación Foral de esa Provincia.
Lo que es obvio, es que el Diputado fue interceptado en una carretera a la salida de Madrid, cuando según él iba a su domicilio habitual en Vizcaya, cuando según su propia declaración patrimonial en el Congreso, su única vivienda unifamiliar en propiedad está en Francia (adquirida el 21 de julio de 2015), y que cuando fue detenido, llamó a “máximos responsables” del Ministerio del Interior, que ordenaron a la Guardia Civil que le dieran vía libre, sin procedimiento sancionador.
Parece ser que la propia Presidenta del Congreso y del Ministro del Interior se interesaron por la situación, lo cual sería, de ser cierto, una intromisión ilegítima en las funciones asignadas a la Guardia Civil, así como le trasladaron a los Guardias Civiles la exigencia de petición de disculpas al diputado del entorno etarra.
Estoy seguro que al Señor Jon no le han faltado Tests del Coronavirus, como al resto de sus compañeros del Congreso, así como que mientras siga el actual Gobierno social-comunista, seguirá disfrutando de patente de corso, para cruzar las carreteras españolas, que no las francesas, pero lo que nadie nos podrá quitar jamás es la indignación que nos provoca el saber cómo sujetos de ese nivel se mueven libremente por nuestro territorio, al que odian profusamente, mientras miles y miles de españoles no se pueden mover y además, muchos de ellos, están condenados a morir por una Pandemia, en un periodo de nuestra Historia que jamás como hoy, nos había mostrado cómo es la corrupción del Estado y su naturaleza innoble y perversa.
Guillermo Rocafort
Abogado, doctor en economía, historiador y profesor en la Universidad Carlos III de Madrid