Este simpático pintor alemán fue uno de los mejores paisajistas del Romanticismo nórdico, a la sombra de Friedrich y Dahl, por otra parte sus principales referentes.
Blechen fue hijo de un funcionario y trabajó como empleado de banca antes de iniciar en 1822 sus estudios de arte en la Academia de Berlín.
Espléndido colorista, su estilo, tanto en la técnica como en el tema, oscila entre el realismo de Johan Christian Dahl y el romanticismo de Caspar David Friedrich, imponiéndose finalmente el primero.
Sea como fuere, el bienio de 1828-1829, marcado por su viaje a Italia, decidirá su evolución futura: su inconfundible estilo -bien anómalo para la época-, se caracteriza por un profundo conocimiento de los efectos lumínicos -virtud posibilitada por su trabajo al aire libre-, donde los contrastes de luz y color que perfilan el paisaje preludian ya las futuras conquistas de los impresionistas; no menos decisiva es la sutileza del tema, llena de matices inquietantes, amenazantes, tal y como podemos apreciar en su cuadro La construcción del Puente del Diablo (1833), esa obra maestra de la sugerencia, donde el producto del trabajo humano -el puente, de apariencia frágil- parece condenado, en un futuro próximo, a la nada, frente al majestuoso poder devastador de la inestable naturaleza.
Las continuas depresiones de Blechen, muy intensas desde 1835, le llevaron a la locura en 1839, falleciendo al año siguiente en Berlín.
José Antonio Bielsa Arbiol