Lecciones de catolicismo para ateos e ignorantes

 

Ayer recibí, y por varias vías, copia del atestado de la UCO, y debo empezar diciendo que me descubro ante ellos, como jurista y como ciudadano de a pie.

¡Qué dinero más bien empleado el invertido en el funcionamiento de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil!

Son 490 folios, con una gran cantidad de datos, y un estudio pormenorizado de la trama de corrupción de la organización criminal que, siento decirlo, a priori, es el Partido Socialista Obrero Español.

Obviamente no he tenido tiempo de estudiarlo y metabolizarlo en profundidad, con el interés que requiere, dada la proliferación de datos, y me han sorprendido mucho esos todólogos, más bien tontólogos, que ayer ya sentaban cátedra, de ignorancia, sobre este denso trabajo, de miles y miles de horas, y del esfuerzo callado, concienzudo y constante de los Agentes de la UCO.

Siempre digo que si la UCO no existiera, habría que crearla.

No me ha sorprendido, absolutamente nada, las referencias a Pedro, al Presidente del Gobierno, y a “te va a llamar el gerente del PSOE, para que pagues el impuesto”.

Lo que no tengo claro es a cuanto ascendía ese impuesto para el partido, y qué porcentaje, a su vez, podían cobrarse los “recaudadores”, por el riesgo que corrían, y corren.

Riesgo de acabar con sus huesos en la cárcel, ser expulsados de cualquier cargo público, y de “la partida”, que no tiene nada que envidiar a las de “el Tempranillo”, en las serranías andaluzas.

Solo que esta organización criminal operaba, y opera, en todo el territorio nacional.

Ayer el Presidente del Gobierno entonó el mea culpa, y vino a decir que lo sentía mucho, pero no por lo que hacen, sino por haberse dejado coger robando.

Pero para los católicos, la confesión de nuestros pecados implica tres pasos, necesarios e imprescindibles:

  1. Reconocer nuestros pecados.
  2. Propósito de enmienda, es decir, deseo de no volver a hacerlo, a reincidir en el pecado o pecados, y
  3. Cumplir la penitencia, es decir, la pena que nos imponga el Sacerdote confesor.

En el caso de Pedro Sánchez, no he visto propósito de enmienda alguno, y mucho menos que esté, que estén, dispuestos a cumplir penitencia alguna.

Aunque, en su caso, la penitencia les vendrá impuesta por el brazo secular de la Justicia, que serán los Tribunales y Juzgados ordinarios, según sean aforados o no.

Solo entonces, cuando hayan cumplido sus penas, podrán reintegrarse en la sociedad, como Dios manda.

Que así sea, y que Dios, en su infinita bondad, les perdone, pues a los españoles que pagamos impuestos se nos va a hacer muy cuesta arriba, la verdad.

 

Ramiro Grau Morancho

Académico, jurista y escritor

https://www.ramirograumorancho.com

Ramiro Grau Morancho