El PP, de victoria en victoria, hasta la derrota final

 

Los dirigentes del PP están contentos. Dentro de cuatro años, o antes, si se adelantan las elecciones, su prohijado el BNG mandará en Galicia.

Desde Fraga hasta Feijóo, han dado alas al BNG, un partido marxista y separatista, que es la antítesis de Galicia, una tierra donde la población está apegada a su terruño y, por tanto, a sus bienes y derechos.

La manía de imponer el gallego, un dialecto residual que ya no hablaban más que en las aldeas más perdidas, y de fomentar la gallegización del territorio, en abierta oposición al resto de España, han producido estos resultados.

Hoy en día, las nuevas generaciones de gallegos, de cincuenta años, y menos, ya no se sienten españoles, en general, sino gallegos, como si ellos fueran un ente abstracto, independiente, que no  procede de la misma raíz cultural, religiosa, política y económica que todos los españoles.

Es una pena, pero es así, y he tenido ocasión de comprobarlo en Galicia, y con amigos gallegos.

En mi época, con el servicio militar obligatorio, la estancia en tierras ajenas a tu provincia o comunidad de origen, etc., todos nos sentíamos españoles, aunque luego fuéramos aragoneses, andaluces o castellanos, pero esa cualidad era un simple adjetivo de lo principal, el sustantivo, que era ser y sentirse español.

Hoy en día, y desde hace décadas, con la enseñanza en manos de las autonosuyas, la historia, geografía, literatura, etc., se estudia con “perspectiva” regional, y los estudiantes gallegos solo conocen los ríos de su tierra, y ninguno más.

Y lo mismo sucede con las demás materias.

¡Menos mal que ya no está la petarda de Irene Montero, si no todo se estudiaría con “perspectiva de género”!

El PP es  el gran culpable de esta situación, y en el caso de Galicia, todavía más, pues llevan mandando allí, y con mayorías absolutas, prácticamente durante lo que llevamos del siglo XXI.

Estas políticas tontas, estúpidas, solo se explican desde el sometimiento al Nuevo Orden Mundial, que pretende la desaparición de los Estados, y el reconocimiento de simples regiones o territorios, sin peso alguno en el  mundo, y destinados a ser caldo de cultivo de los que realmente mandan, el judaísmo y la masonería internacional.

Tanto el  PSOE como el PP juegan a ser agentes activos del NOM, y lo que no saben, o sí, es que van a ser destruidos por esa hidra que están ayudando a alumbrar.

Al  PSOE ya le ha pasado en Galicia, y el PP va por el  mismo camino.

 

Ramiro Grau Morancho

Académico, jurista y escritor

https://www.graueditores.com

Ramiro Grau Morancho