El profesor de la Universidad de Granada Eduardo Segura ofrece en «J.R.R. Tolkien: historia, leyenda, mito» una colección de ensayos que ahondan en el primordial papel del profesor de Oxford como el gran mito literario del siglo XX
«La parte más grande de la verdad está siempre escondida, en regiones fuera del alcance del cinismo». Estas proverbiales palabras de J.R.R. Tolkien, escritas en 1963, en una carta dirigida a su hijo Michael, hacían referencia a la inevitable asunción por parte del profesor de Oxford de que debía renunciar a la idealización que durante su juventud había hecho de la Universidad como templo del saber, aceptando sus miserias como la institución humana que era (y es).
Sin embargo, asumir esa postura sobre la Universidad, y también sobre todas las cosas de este mundo, que están destinadas a perderse, nunca llevó a Tolkien a los hediondos dominios del cinismo: muy al contrario, por medio de la rara, pero indispensable combinación de audacia, sabiduría y humildad que lo caracterizó, siempre supo hallar la verdad en la hermosa región de la esperanza. La belleza que se esconde en toda la obra literaria y artística de Tolkien, plasmada en sus poemas, en sus mitos, en sus ilustraciones y, también, en lo que podemos conocer de su vida, es al mismo tiempo delicada y terrible, antigua y noble, pues siempre remite a la verdad. J.R.R. Tolkien: historia, leyenda, mito, nos ofrece un pasaporte para adentrarnos en ella, como le sucediera al herrero de Wootton Mayor al recibir la estrella mágica que lo transportaba al País de Fantasía.
Eduardo Segura es profesor titular del departamento de Filologías Inglesa y Alemana de la Universidad de Granada, y, como él mismo explica, lleva desde 1994 dedicado a la contemplación de la verdad que puede atisbarse en los mitos, los cuentos y las buenas historias, pues como explica Tolkien en su poema Mitopoeia, estos son medios apropiados para conocerla, aunque la presenten bajo otro matiz, al igual que la luz blanca se divide en múltiples colores al atravesar un prisma.
A esta «luz refractada», de hecho, se hacía referencia en el título de la primera versión de esta colección de ensayos, publicada originalmente en 2008. Ahora, gracias a la cuidadosa labor editorial llevada a cabo por Sapere Aude, y al director de la colección Legendaria, el también tolkienista Martin Simonson, profesor de literatura inglesa en la Universidad del País Vasco, los lectores podemos revisitar este compendio fantástico de reflexiones sabias en un volumen indispensable, tanto por su contenido, que además incluye material novedoso, como por su elegante y bella presentación.
La miríada de temas cubiertos a lo largo de las páginas de este magnífico libro, desde aspectos puramente biográficos, fundamentales para comprender la obra de quien puso su corazón en sus escritos, pasando por la relación primordial entre filología y subcreación tolkieniana, la descripción de los elementos narrativos de la construcción mítica de El Señor de los Anillos, o la definición del propio género literario de los cuentos de hadas tal y como Tolkien y Chesterton lo entendieron, impone un necesario sosiego en su lectura. El recogimiento con el que –resulta evidente– ha sido escrito por su autor requiere, asimismo, de un lector dispuesto a acoger el mensaje en silencio y quietud, algo a lo que ya está acostumbrado el lector habitual de Tolkien, aunque quizá esto resulte paradójico fruto de la asociación frecuentemente trazada entre el nombre del Profesor y la comercialización ruidosa que se ha hecho de su obra.
En este sentido, quizá uno de los ensayos que mejor ejemplifiquen la actitud interior necesaria para contemplar la obra de Tolkien con la mirada apropiada sea el que el autor dedica a explorar Hoja de Niggle, pues en él se nos descubre la gran revelación: que el arte es un regalo, un don gratuito, y no se puede exigir, ni tampoco merecer. Y que el asombro ante una realidad que nos supera, y el agradecimiento y la alegría que surgen al descubrirlo, constituyen la única senda posible para la auténtica sabiduría: la que encarnan Sam Gamyi, con su mirada de niño, o Gandalf, con su gran piedad.
Con esta certeza, y muy especialmente gracias a la última sección del volumen, dedicada a las adaptaciones cinematográficas tolkienianas, se ofrece una alternativa, necesaria y anhelada, a todos aquellos que no deseen que se les imponga la versión que el gran dinero ofrece de la Tierra Media – y que copa ahora todos los titulares. Ellos, por el contrario, podrán exclamar sin ambages, como Niggle, sobre la obra del Profesor: «¡es un don!».
María F. Portaencasa
Publicado en El Debate – 26/02/2022