Los “straussianos” o los arquitectos de las guerras de Estados Unidos
¿Quiénes son los “Straussianos”? ¿Qué relación guardan con la actual guerra en Ucrania? Nos vamos a referir a una serie de doctrinarios y políticos que han guiado desde hace décadas la política exterior norteamericana tanto en temas económicos como militares. Muchos de ellos, directa o indirectamente, han sido discípulos del filósofo alemán Leo Strauss (1899-1973) y se les conoce en algunos ambientes como “la secta de los straussianos”[1]. Ante el ascenso del nazismo, Strauss recaló en la Universidad de Chicago donde impartió filosofía. Todos sus primeros discípulos, que configuraron un círculo casi secreto, eran de ascendencia judía. Strauss los reunía y transmitía oralmente su pensamiento más críptico y esotérico. De esas lecciones privadas o tertulias no nos han llegado escritos, pues eran orales, sino sólo referencias indirectas. El hilo conductor de la “enseñanza secreta” de Strauss era que, para evitar otro holocausto, debían configurar una fuerte dictadura que defendiera a los judíos. Defendía igualmente que las democracias liberales aisladas no podían sobrevivir solas y que debían cohesionarse las sociedades frente a un “enemigo” hostil.
Strauss creía que las obras de los antiguos filósofos contenían, deliberadamente, conceptos “esotéricos” cuya verdad puede ser comprendida solo por unos pocos y que serían malinterpretados por las masas a las que se les había de adoctrinar con conocimientos “exotéricos”. Se sabe que el propio profesor denominaba a sus alumnos escogidos los “hoplitas”[2]. El maestro les había inculcado la idea de utilizar la llamada “noble mentira” (era moralmente ético mentir para preservar un fin noble)[3], algo que rápidamente aprenderían sus discípulos para aplicarlos a sus actividades políticas. Estos no renunciaron a la acción y él les enviaba a revolucionar las clases de profesores oponentes. Strauss defendía que se debía luchar siempre y esta agitación en las aulas, se podía aplicar a la geopolítica. Por eso defendía que un Estado (como Estados Unidos) que quisiera sobrevivir, debería estar en guerra siempre. Para el filósofo esto proporcionaba una ética espartana, pues la paz siempre llevaba a la decadencia. Los straussianos, por tanto, creen en la “guerra perpetua” pregonada por su maestro y no en la “paz perpetua” que pregonaba Kant.
El platonismo y una falsa idea de derecho natural, dominan todo el pensamiento de Leo Strauss. Este siempre defendió la existencia de una elite que debía ser compatible con las estructuras formales democráticas. Consecuentemente, concienciaba a sus discípulos en la idea de que en las sociedades algunos están destinados a dirigir y otros a ser conducidos. ¿Quiénes debían pues gobernar? Los que toman conciencia de que no hay moralidad fuera de ellos y que sólo existe un “derecho natural”: el derecho del superior a dominar al inferior. No obstante, defendía que la ley moral, no siendo un fin en sí misma y más bien un artificio, era necesaria para mantener el orden y cohesión interna de las sociedades. Y que uno de los medios más eficaces en que estos principios morales se podían difundir, era a través de la religión. Mientras Marx consideraba la religión el “opio del pueblo”, Strauss la denominaba el “fraude santo”. La religión se convertía en uno de los instrumentos más eficaces para la acción política, vendría a ser como el “pegamento que une las sociedades”. Esto sí, la religión era sólo necesaria para las masas, pues los gobernantes no la necesitan. Todo este revolutum de ideas, acabaría influyendo en la política exterior americana de las últimas décadas.
Los primeros “straussianos”
Quizá Strauss no hubiera trascendido mucho más allá que otros pensadores de su época si no fuera por la fuerza e influencia política que fueron adquiriendo sus discípulos[4]. Estos se fueron filtrando en la administración norteamericana a altísimos niveles y pertenecen actualmente a los más influyentes thinks tanks de Estados Unidos. Toda la arquitectónica de las guerras protagonizadas -directa o indirectamente- por Estados Unidos desde la caída de la URSS, ha sido legitimada por las tesis de los “straussianos” y su capacidad de control ideológico en las administraciones norteamericanas, fueran republicanas o demócratas.
Al fallecer Leo Strauss en 1973, sus discípulos se mantuvieron agrupados y se vincularon a la política a través del senador demócrata Henry “Scoop” Jackson. Destacaron entre ellos Elliott Abrams, Richard Perley Paul Wolfowitz[5]. A ellos se unieron un grupo de periodistas trotskistas judíos del City College of New York que editaban la revista Commentary (conservative Jewish thought & opinión)[6]. Estos últimos eran conocidos como “los intelectuales neoyorquinos”. Debido a su incardinación ideológica en el trotskismo y su odio a la URSS stalinista, se vincularon a la política a través de la RAND Corporation[7]. El acto fundacional de este grupo fue la redacción y posterior aprobación de la enmienda ”Enmienda Jackson-Vanik” (1974) que obligaría la Unión Soviética a autorizar la emigración de su población judía hacia Israel bajo amenaza de sanciones económicas.
Un todavía muy joven Paul Wolfowitz (al que posteriormente llamarían Wolfowitz de Arabia, dada su obsesión por derrocar al régimen de Saddam Hussein), se formó con Leo Strauss y con su colaborador Albert Wohlstetter (un hombre del Estado profundo de los Estados Unidos en la Guerra Fría). Dicen que el verdadero mentor de Wolfowitz fue Albert Wohlstetter (1913-1997), el defensor de una política nuclear firme contra la URSS y quien en aquellos años enseñaba en el Departamento de Ciencia Política de Chicago. Gracias a este contacto, Paul Wolfowitz y Richard Perle (otro de los futuros arquitectos de la futura guerra de Irak)[8], en el verano de 1969, empezaron a colaborar con el Committee to Maintain a Prudent Defense Policy (CMPDP – Comité para el Mantenimiento de una Política Defensiva Prudente), un organismo creado por el secretario de Estado Dean Acheson durante la Guerra Fría para elaborar estrategias frente a la URSS.
Según Francis Fukuyama-neocon y discípulo indirecto de los Straussianos-: “Wolfowitz hizo la síntesis entre Strauss y Wohlstetter”, eran el filósofo y el estratega; los dos maestros de los neoconservadores. Como reseñaremos más abajo, estos trostkistas colaboradores del partido demócrata, se fueron convirtiendo al republicanismo y se transformaron en la base ideológica de los “neocons”. Wolfowitz, durante su cargo de vicesecretario de defensa con George W. Bush fue el creador de conceptos como “guerra preventiva”o el “eje del mal”,que tanto han prosperado.
La formación “straussiana” de los “neocons”
Ya en 1976, Wolfowitz creó el Team B (Equipo B), a las órdenes del presidente republicano Gerald Ford, para analizar el peligro que suponía la URSS para el mundo occidental. La conclusión del estudio era que no bastaba con aislarla, sino acabar con ella. Después, los straussianos y los intelectuales neoyorkinos -todos de origen judío y bolcheviques, como ya hemos dicho- se pusieron paradójicamente al servicio de Ronald Reagan y los republicanos. Fue entonces cuando empezaron a denominarse “neoconservadores”. Fueron los artífices de grupos de trabajo y think tanks como el National Endowment for Democracy (NED – Fondo Nacional para la Democracia) y el US Institute of Peace (USIP). Este último involucrado en la revolución de Tianamen y las llamadas revoluciones de colores: Protestas de octubre de 2000 en Yugoslavia que llevaron al derrocamiento de Miloševich; Revolución de las Rosas que provocó la caída de Eduard Shevardnadze (pro-ruso) en Georgia en 2003 y acabó en la guerra ruso-georgiana de 2008; Revolución Naranja que provocó la huida del candidato Víktor Yúshchenko (pro-ruso) en Ucrania en 2004; Revolución de los Tulipanes que provocó salida del Gobierno de Askar Akáyev (pro-ruso) en Kirguistán en 2005; Revolución Blanca que intentó, sin conseguirlo, derrocar a Alexander Lukashenko (pro-ruso) en Bielorrusia; o las manifestaciones en Moldavia contra el gobierno del Partido Comunista (pro-ruso) en 2009.
Lo que era teoría, con la caída de las Torres Gemelas, se pudo convertir en una realidad. A Wolfowitz se le atribuye la paternidad de la famosa “Tormenta del Desierto”. Los neoconservadores, desde la Office of Special Plans (Oficina de Planes Especiales) elaboraron argumentos para la invasión, como el de las armas de destrucción masiva. No hacían nada más que aplicar la estrategia de las “nobles mentiras”que les había inculcado Leo Strauss, como lo de las “armas de destrucción masiva”. Los contactos de los “straussianos” funcionaron a la perfección. Richard Perley Paul Wolfowitz promovieron al almirante Arthur Cebrowski que estaría a las órdenes de Donald Rumsfeld (actualmente fallecido). Se impuso la llamada “Doctrina Rumsfeld-Cebrowski”.
Esencialmente esta doctrina se resume en los siguiente: 1) Estados Unidos necesita garantizar recursos baratos de países en vías de desarrollo; 2) hoy en día las guerras convencionales coloniales de conquistar y dominar totalmente la administración de un país son prácticamente imposibles (o muy caras); 3) de ahí que los conflictos bélicos deben prolongarse en una “guerra sin fin”[16] que deje “Estados fallidos” (véase Libia); 4) por lo cual Estados Unidos ya no trataría de ganar guerras sino sólo las iniciaría (incluso indirectamente a través del Isis) para prolongarlas por el mayor tiempo posible (véase Afganistán, Irak o Siria); 5) Sin un Estado en condiciones con el que negociar, la extracción de recursos es mucho más fácil extraer los recursos. En este enlace (AQUÍ), podemos encontrar la relación de todos los neocons implicados en negocios petrolíferos y que han pasado por los altos cargos de la administración pública norteamericana, especialmente en materia de Defensa.Los fracasos finales en estos conflictos, han llevado a los “neocons straussianos” a replantearse estrategias para mantener la inestabilidad mundial. Sólo desde esta perspectiva, podremos entender la actual guerra en Ucrania.
Javier Barraycoa
Publicado en Posmodernia
[1]Ya existen varias generaciones de straussianos.
[2]Nombre de los ciudadanos-soldados de Atenas.
[3]La idea de la “noble mentira”, esto es que la verdad no es lo mismo para el ciudadano que para el político, ya la encontramos en Aristóteles, pero Leo Strauss la aplica a la modernidad.
[4]Leo Straus llegó a dirigir unas cien tesis electorales, dejando impronta en muchos de sus doctorandos. Uno de sus discípulos, que influyó notablemente en la formación de los “straussianos”, Allan Bloom, también dirigió un centenar de tesis. Además, los alumnos y alumnas seguidores se iban casando entre ellos, creando lazos que les permitirían infiltrarse en la administración pública.
[5]Paul Dundes Wolfowitz nació el 22 de diciembre de 1943 en Brooklyn (Nueva York), en el seno de una familia de origen judío y polaco cuya mayor parte pereció en el holocausto. Aprendió el hebreo en un medio familiar intensamente religioso. Tras pasar por decenas de altos cargos y thinks tanks, ha llegado a presidir el Banco Mundial.
[6]En un artículo reciente, consideraban a Zelensky como el “héroe judío”.
[7]El principal think tank del complejo militar-industrial estadounidense.
[8]Richard Norman Perle (nacido el 16 de septiembre de 1941) es un asesor político estadounidense que se desempeñó como subsecretario de Defensa para Asuntos Estratégicos Globales durante la presidencia de Ronald Reagan. Comenzó su carrera política como miembro senior del personal del senador Henry “Scoop” Jackson en el Comité de Servicios Armados del Senado en la década de 1970. Perteneció al Comité Asesor de la Junta de Políticas de Defensa de 1987 a 2004, donde desempeñó el cargo de presidente de 2001 a 2003 bajo la Administración Bush. Asesor clave del secretario de Defensa Donald Rumsfeld en la administración Bush.
[9]La existencia de ese documento fue revelada en el artículo titulado “US Strategy Plan Calls For Insuring No Rivals Develop”, por Patrick E. Tyler, The New York Times, 8 de marzo de 1992.
[10]Ver Silent Warfare: Understanding the World of Intelligence, Abram N. Shulsky y Gary J. Schmitt, Potomac Books, 1999.
[11]Director de la revista The Weekly Standard.
[12]Irving Kristol de familia judía, no practicante y proveniente del este de Europa pertenecía al grupo trostkista de los jóvenes intelectuales neoyorkinos que ya hemos mencionado.
[13]Pertenece al núcleo duro de la administración americana que se considera el “Estado profundo”
[14]“Toward a neo-Reaganite Foreign Policy”, Robert Kagan y William Kristol, Foreign Affairs, julio-agosto de 1996, vol. 75 (4), p. 18-32.
[15]“A Clean Break: A New Strategy for Securing the Realm”, Institute for Advanced Strategic and Political Studies, 1996.
[16]Expresión utilizada por el entonces presidente George Bush hijo.