China es la segunda mayor economía mundial, el mayor exportador, tiene las mayores reservas cambiarias del mundo y dispone de una economía de 15,64 billones de dólares con una población cercana a los 1.400 millones de habitantes

Hace pocos días firmaba la Asociación Integral Regional (RCEP) que la convertía en el espacio mayor del mundo de libre comercio al agrupar en el acuerdo a quince países, los diez de la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático): Vietnam, Tailandia, Singapur, Indonesia, Filipinas, Malasia, Myanmar (Birmania), Camboya, Laos y Brunéi; y las principales economías desarrolladas de área asiática y del Pacífico: Japón, Australia, Nueva Zelanda y República de Corea del Sur. Este paso se inició hace diez años con la formación del Área de Libre Comercio ANSA-China, al cual incluyó a sus socios comerciales, todos buenos aliados de los Estados Unidos.

No obstante, los EEUU también han tenido su propio proyecto, el  Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) cuyos participantes son 12 países que representan casi el  40% de la economía mundial: Australia, Brunei, Canadá, Chile, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam. Del cual China queda excluida. Sin embargo, el repliegue económico propiciado en la presidencia de Trump, ha causado que China aproveche a cerrar cuanto antes el suyo, del que notoriamente excluye a Estados Unidos. China no ha podido incorporar a la India, con la que tiene problemas fronterizos por el origen de muchos ríos de la zona del Himalaya. Sin embargo, los miembros de la ASEAN tienen una población combinada de más de 580 millones de habitantes, fundamentalmente por la presencia de Indonesia.

El acuerdo de los quince crea el mayor espacio de libre comercio del mundo, de donde excluye a los EEUU, y favorece un gran mercado donde la tecnología japonesa y coreana, junto a las ricas reservas australianas se ponen en relación sin aranceles junto a la gran potencia china. No cabe duda que las consecuencias políticas pronto se verán y los EEUU han empezado perdiendo.

Si añadimos a esta maniobra la Nueva Ruta de la Seda hacía el occidente, China inicia su papel como potencia mundial. En su ruta hacia Europa, ha instalado una base militar en Yibuti, para controlar el estrecho de Bab al Mandeb, y la entrada del Mar Rojo, de gran importancia estratégica. La ruta marítima de la Ruta de la Seda, impone la influencia china en el sudeste asiático, el océano Índico, el este de África junto a Europa. La ruta terrestre conecta China a través de Asia Central con otros países asiáticos y Europa.

En definitiva el Pacífico se convierte en el motor de la economía mundial del mundo postcovid y China se revela como su principal ganador, y ya ha iniciado el movimiento de sus piezas.

José Luis Orella