No soy médico ni pertenezco al gremio sanitario, salvo como paciente.

Por lo tanto mis opiniones son personales, no técnicas.

Solo tienen el valor que se les quiera dar, y es posible que ninguno.

Pero hasta ahora he resistido como gato panza arriba a ponerme una mascarilla en la cara.

De idéntica forma he salido todos los días a andar un poco, pues noto que me sienta bien, y creo que a todo el mundo, tanto para la mejor circulación de la sangre como para aclarar las ideas.

Cualquier persona hipertensa, con problemas cardiacos, o simplemente mayor, necesita tanto la calle como el aire que respiramos.

Y lo mismo sucede con los niños, aunque dicen que tienen más capacidad de resistir cualquier cosa, posiblemente por tener todos sus órganos más nuevos, menos gastados, etc.

Hasta ahora mi principal remedio para no coger el coronavirus –hasta la fecha, repito-, ha consistido en huir de las multitudes, y rezar.

No sé si Dios está conmigo, pero yo si estoy con él, y confío en su infinita bondad y sabiduría, aunque sea un indigno hijo suyo.

He leído, y se ha publicado en numerosos diarios digitales no gubernamentales, o comprados, que hoy en día el periodismo ser ha convertido en otra prostitución, que tanto los colegios de médicos como diversos organismos sanitarios internacionales, han dicho por activa, por pasiva y por perifrástica, que el uso de las mascarillas no es nada recomendable, por diversos motivos y circunstancias…

Y no me refiero a la organización mafiosa sanitaria, OMS, con ese impresentable presidente o director general, un comunista eritreo, que está en nómina de China, y por lo tanto, a su servicio, sino de organismos científicos serios.

Ahora, que llevamos ya más de dos meses con la pandemia, que los hospitales ya vuelven a tener camas disponibles en las UCIs, etc., se trata de volver a sembrar el pánico entre la población, para justificar la injustificable prolongación del estado de alarma (en realidad de excepción), un mes más, hasta que termine el periodo de sesiones del congreso de los diputados, a finales de junio, ¡y así poder gobernar como duunviros el dúo genocida, Iglesias, el jefe, y Sánchez, el testaferro figurante!

(Pero que luego se va a llevar todas las hostias, pues Iglesias se escabullirá, como buen comunista cobarde, y le echará la culpa de todo).

Por ello, el gobierno genocida actual insiste en que todos los españoles tendremos que llevar mascarillas en los lugares públicos.

Simplemente, para que quede claro quién manda aquí.

Que sea bueno, malo o neutro, es lo de menos.

Hay que “embozar” a todos los súbditos y vasallos, y no digo ciudadanos, pues muy pocos alcanzamos esa denominación, y tenemos que someternos a lo que nos ordenen, que para eso nos mandan y pastorean.

Como nos decía el catedrático de filosofía del derecho, el Derecho está para embridar al poder.

Pero en España parece que es al contrario: El Poder embrida al Derecho, para que quede claro quién manda aquí: el comunismo totalitario bolivariano.

Con el acompañamiento coreográfico, en el papel de tonto útil, del chulo de La Moncloa.

Y no hablo de la PSOE, pues ese partido, más bien partida, depredador de España, presiento que dentro de poco va a pasar a la historia, o más bien a la histeria.

A la histeria de irse a tomar por el culo…

 

Ramiro GRAU MORANCHO

Abogado y escritor

Ramiro Grau Morancho