En Madrid hay un monumento a Largo Caballero, el “Lenin español” que quiso instaurar en España una copia de la dictadura criminal de la URSS. El PP gobierna y lo acepta. Si el alcalde del PP lo hubiera demolido o hubiera levantado otro a José Antonio, fundador de la Falange, la izquierda habría arremetido contra él, le habría llamado “fascista”, “extrema derecha” etc. y seguramente las “Leyes de Memoria” habrían acabado con su carrera política por lo segundo. ¿Es igualitaria (justa) esa situación que impone la izquierda? ¿Es lógico que la derecha la acepte?
En Pamplona, los abertzales y la izquierda montaron en 2022 (nada menos que en el Parlamento) una exposición conmemorativa de los cien años del partido comunista en Navarra (una exaltación de la ideología con más crímenes en su haber). Los partidos de derecha (“Navarra Suma”) no salieron en tromba contra ese proyecto ni siquiera votaron en contra, sino que se abstuvieron. Si por ejemplo VOX (no estaba entonces en el Parlamento) hubiera propuesto algo similar pero para conmemorar los x años de la Falange en Navarra, le habrían montado un pollo, le habrían llamado “cunetero”, “fascista” etc. y habrían impedido su realización. ¿Es igualitaria (justa) esa situación que impone la izquierda? ¿Es lógico que la derecha la acepte?
Son dos ejemplos de algo que se viene repitiendo: cuando la izquierda tiene el poder, impone lo que quiere, guste o no a la derecha, y los partidos de derecha a veces expresan su desacuerdo y a veces, debiendo expresarlo, no lo hacen. Pasa el tiempo, la derecha llega al poder y no revierte lo hecho por la izquierda que mereció o debió merecer su rechazo, y acaba aceptándolo. Y salvo raras excepciones se abstiene de imponer algo que podría provocar el rechazo de la izquierda. Ha ocurrido repetidamente, y en ámbitos diversos: aborto, política woke, leyes de educación, leyes de memoria histórica y democrática, plan hidrológico nacional (de haberse realizado, nos habríamos ahorrado en parte o en todo el desastre actual de Valencia. Aznar lo aprobó, Zapatero acabó con él y ahí está encantado de conocerse, y lo mismo el PSOE (un progre nunca es culpable); y Rajoy no se atrevió con mayoría absoluta a reimplantarlo) …
¿Qué pensar de los partidos de derecha que actúan de ese modo? ¿Estúpidos? ¿Amorfos? ¿Cobardes? Se hacen cómplices de una situación que, por desigual, es injusta, y no representan a sus votantes debiendo hacerlo.
Sigamos con parecido asunto. Cuando tras el franquismo se inició la democracia, pareció posible un camino de reconciliación. Sin embargo, desde Rodríguez Zapatero la izquierda ha sacado a relucir su faceta ruin y ha optado por el guerracivilismo, por el revanchismo, por falsear la historia y por imponer una falsa victoria simbólica de la guerra civil que perdió. El daño que está haciendo a la convivencia es enorme. El veredicto histórico que merece es sin duda “culpable”. La Ley de Memoria Histórica nació de ahí: el hecho (visto) de permitir un monumento a Largo Caballero pero prohibirlo a Franco o a José Antonio es fruto del falso relato de la historia que impone a sabiendas, en blanco y negro, donde el blanco es la izquierda y el negro la derecha, donde Largo Caballero y los suyos aparecen como escrupulosos demócratas y contra ellos el fascismo dando un golpe de Estado, donde “olvidan” su golpe de Estado en el 34, su pucherazo en las elecciones del 36, su asesinato de Calvo Sotelo, sus checas etc. etc., su historia negra. Con la Ley de Memoria Democrática de Sánchez, se ha acentuado lo de Zapatero.
Acompañando a estas falsedades y miserias, la derecha se ha hecho en general culpable de sumisión, por ejemplo al no eliminar Rajoy, con mayoría absoluta, la guerracivilista y revanchista Ley de Memoria de Zapatero o no reimplantar el plan hidrológico.
En este marco, los que organizaron aquella exposición para celebrar el centenario del comunismo en Navarra (PSN y abertzales) han presentado una nueva propuesta sobre el monumento de Pamplona a los Caídos. ¿Qué cabía esperar de ellos con los antecedentes vistos? ¿Acaso guerracivilismo, falsificación de la historia, rechazo de la reconciliación, resentimiento, revanchismo, trato desigualitario a los muertos de uno y otro bando? Pues eso es lo que hay. Y también daño a la convivencia:
- No reconocen la verdad: 1) que la mayoría de los navarros se levantaron contra la República no por ser fascistas ni por defender injustas desigualdades económicas, sino porque veían el peligro inminente de una nueva URSS atea y criminal en España (sus descendientes lamentamos la guerra pero no podemos avergonzarnos de ellos, todo lo contrario). 2) Ni que muchísimos cumplieron lo que pidió Joaquín Baleztena en un bando el 24 de julio del 36: “Los carlistas, soldados, hijos, nietos y biznietos de soldados, no ven enemigos más que en el campo de batalla, Por consiguiente, ningún movilizado voluntario ni afiliado a nuestra inmortal Comunión debe ejercer actos de violencia asi como debe evitar que se cometan en su presencia” (sus descendientes lamentamos …). 3) Ni que si en la derecha hubo asesinatos, que nos avergüenzan, los hubo también en la izquierda, que no parecen avergonzarles (un progre nunca es culpable). 4) Ni que si hubiera ganado la guerra la izquierda, las cunetas estarían aquí repletas de asesinados de derechas. 5) Ni que (se ha visto) muchos de su bando no eran demócratas. 6) Ni que “Los Caídos” no homenajea al fascismo ni a los cuneteros, sino a los incluidos en los puntos 1 y 2.
- Exigen la demolición de “Los Caídos” o su resignificación (que no haga referencia a los muertos de la derecha) y al mismo tiempo levantan monumentos a los suyos bien significados (alto del Perdón, cerca del alto de Aibar, pretendiendo que el Fuerte de san Cristóbal sirva para recordar a unos huidos suyos etc.). Imponen el recuerdo y el homenaje para sus muertos, y el olvido y la humillación para los de derecha, y eso no vale.
Saben que mienten y que cometerán un atropello si eliminan “Los Caídos” o lo resignifican y no eliminan o resignifican sus propios monumentos. Les da igual, la mentira es su hábitat. Si aceptásemos su propuesta (y más si les apoyásemos con nuestros votos), seríamos indignos descendientes de los incluidos en los puntos 1 y 2.
¿Y los partidos de derecha? ¿Serán bobos, amorfos y sumisos esta vez o capaces de defender la verdad, de representar a sus votantes y de comprometerse a revertir en lo posible esas falsedades e injusticias cuando lleguen al poder? Tenemos que saberlo.
Rafael Berro Úriz
Publicado en Plaza Nueva