La PSOE es una gigantesca empresa, dedicada a dos actividades principales:

Enchufar en las numerosas administraciones públicas a sus dirigentes, afiliados, familiares, etc., de forma que pasen a vivir de la teta pública…, y ello con independencia de su mérito y capacidad.

Eso es lo de menos.

Dar una ingente cantidad de subvenciones a fondo perdido, dinero que pasa a engordar los bolsillos de sus dirigentes y “amigos”, por medio de una tupida red de fundaciones –que sólo sirven para fundirse el dinero público-, observatorios, que nada observan, etc., pero que dan de comer a millones de “socialistos”.

¡Sólo en los cinco años que Pedro Sánchez lleva en el  poder, el número de empleados públicos ha aumentado en más de medio millón!

La supuesta disminución del paro se debe más a esa contratación pública que al aumento –real- del trabajo y el empleo, que permanece estático, cuando no en franco retroceso.

Al paso que vamos, y realmente ya estamos en ello, en España sólo habrá cuatro clases de trabajos: empleados públicos, jubilados, camareros y putas.

Muchas putas; y putos, que vamos a respetar la igualdad de sexos.

España es un barco que va a la deriva, en manos de indigentes mentales que, encima, ¡dicen que vamos como  una moto!

Supongo querrán decir como una moto gripada.

Y si a ello unimos los doce millones de jubilados, más de diez con cargo a la seguridad social, y otros dos millones de funcionarios, que cobran directamente la pensión de los presupuestos generales del Estado, tenemos la tormenta perfecta…

La mayoría de esas personas están “encantadas” con la PSOE, por la subida del 8,50% de sus prestaciones, sin darse cuenta de que es pan para hoy, y hambre para mañana.

Con una pirámide de población invertida, en donde hay casi tantos perceptores –parados, jubilados y empleados públicos- como contribuyentes y cotizantes, ¿ustedes creen que este sistema es viable a corto y medio plazo…?

Y no digo a largo plazo, porque en cincuenta años, todos calvos, es decir, todos muertos.

La seguridad social se asienta sobre una gran estafa, que es el sistema de reparto –las gallinas que entran, por las que salen-, a diferencia de los sistemas previsionales privados, seguros de vida, etc., que por imperativo legal tienen que capitalizar las aportaciones.

Lo explico a grandes rasgos, pero las personas interesadas pueden ver en www.graueditores.com, que he escrito varios libros sobre la materia, y en www.dialnet.es (Ramiro Grau Morancho), diversos artículos sobre el asunto, todos escritos de una forma didáctica, que no en vano soy profesor universitario, y creo que comprensibles para cualquier persona de buena voluntad.

En otras palabras, que la mayoría de los votantes, del PSOE, empleados públicos, subvencionados y “negocios” hechos a la sombra del BOE, y jubilados egoístas, votan con el estómago, y no con la cabeza.

¿Pero alguien piensa, de verdad, en la España que heredarán nuestros hijos y nietos, que no será aceptable, ni a beneficio de inventario?

Y, lo triste del caso, es que los Estados no permiten a las nuevas generaciones que renuncien a la herencia recibida.

 

Ramiro Grau Morancho

Académico, jurista y escritor

https://www.graueditores.com

Ramiro Grau Morancho