El presidente del Congreso de EE.UU., Mike Johnson, la pasada semana declaró que Tenemos que asegurarnos de que el mundo entero entienda que Israel no está solo y que Dios va a bendecir a la nación que bendice a Israel. Entendemos que ese es nuestro papel. También es nuestra amonestación bíblica. Esto es algo que es un artículo de fe para nosotros.
En esa misma línea el católico diario de la ACdP, El Debate, sus periodistas y un número elevado de lectores -a través de sus comentarios- apoyan la declaración del congresista republicano en el sentido de que Israel siendo el pueblo elegido por Dios, supone que debe de contar con nuestro apoyo.
Nada más alejado de la verdad y de nuestra postura como católicos y españoles.
Ni que decir tiene que sin olvidar que Cristo Nuestro Señor era judío, sus enseñanzas renovaban el Antiguo Testamento y, en ningún momento, sus palabras reflejaron la condición de los judíos como pueblo elegido.
En numerosas ocasiones criticó a escribas y fariseos, a los sacerdotes y, ese pueblo judío lo crucificó y, sin mostrar ni un ápice de arrepentimiento sigue negando a Jesús como Hijo del Padre y su divinidad.
Los rabinos judíos de cualquiera de sus sectas continúan manifestando su odio a Cristo de manera que, para un católico, el apoyo al Estado de Israel supone no solo una incongruencia sino un desprecio a Cristo y su crucifixión.
Una segunda razón es la negativa de Jesús a empuñar cualquier arma, dejándolo muy claro: envaina tu espada porque el que a hierro mata a hierro muere… (Mateo 26:52)
Hay un tercer argumento en la tradición católica y monárquica de nuestros fundadores, los mejores reyes, Isabel y Fernando que expulsaron a judíos y musulmanes. Antes, les pidieron su conversión y después al comprobar o sus falsas creencias o su rebelión – en el caso de los moros de las Alpujarras –, Felipe III, les puso de patitas en la calle el 1609.
Los judíos fueron expulsados por el Edicto de Granada el mismo 1492 y los musulmanes un decenio después.
Si seguimos la pista de los sefardíes y sus rabinos desde esa fecha en ningún momento han dejado de manifestar su terrible odio a España, incluso en fechas recientes. El más significativo, el rabino Pinto ciudadano de Israel y miembro destacado de esa ya famosa Jabad.
Para un católico hay, pues, muchas razones para no apoyar el genocidio de Israel, incluso los que sostienen la idea de la legitimidad de la respuesta del estado judío a los palestinos por las matanzas del siete de octubre de 2023 de no ser los iniciadores de la confrontación, lo que un cristiano debe considerar es la proporcionalidad de la respuesta.
En el caso de esta guerra -no se le puede calificar de otra manera- la primitiva respuesta a la agresión palestina se ha transformado en un genocidio que se extiende no solo a los combatientes de Hamas sino a toda la población civil bombardeando de forma masiva e indiscriminada a mujeres, ancianos y niños que muchos observadores denominan como un sacrificio ritual en nombre del dios sanguinario de la secta mayoritaria -la JabadLubavitch-, Lucifer, y su jefe supremo y primer ministro, Netanyahu.
Los supuestos católicos -que NO lo son y se encuentran excluidos de la comunión si no hay arrepentimiento- que jalean el genocidio lo hacen, también, en nombre del exterminio de los palestinos que profesan la religión musulmana.
Por un lado, en Palestina viven todavía cristianos, a los que tenemos el deber de ayudar, y los musulmanes NO siendo nuestros amigos, tampoco son nuestros enemigos. Siempre siguiendo la Tradición Católica y Política de nuestra Patria.
Los que manifiestan con orgullo su profesión de FE católica para validar el genocidio de Israel, nos recuerdan el pasaje del Génesis, 12: 3,
El Señor dijo a Abraham: Bendeciré a los que te bendigan, y a los que te maldigan, los maldeciré; y todos los pueblos de la tierra serán benditos en ti.
Los judíos, HOY, del estado de Israel, para justificar su genocidio y los católicos que lo aprueban, expresan que son el pueblo elegido de Dios, olvidando que el Nuevo Testamento corrigió el sentido de poner en plano de igualdad a todos los pueblos.
Judíos y no judíos siguiendo las enseñanzas de Jesús poseen los mismos derechos y deberes. No se puede hablar HOY del pueblo elegido por Dios si no es para reflejar un sentido histórico.
Reiterar la Crucifixión de Cristo y la carencia de arrepentimiento por el judaísmo secular y actual y, la negación de la Divinidad de Jesús y de la Trinidad Divina. Lo anterior supone el gravísimo error de apoyar a una religión y a un estado que manifiesta con todos y cada uno de sus actos su ODIO a Cristo y a nosotros, los Católicos, que creemos en la Divinidad de Jesús y en la Trinidad.
Reiterar que, la religión judía que profesaban Jesús, María y José, nada, absolutamente NADA tiene que ver con esta religión judía actual que ODIA todo vínculo con Jesús Nuestro Señor.
También, según las leyes Noacidas que el judaísmo de la JabadLubavitch pretende someter a los no judíos, la pena por creer en la Santísima Trinidad es la muerte por decapitación.
La postura de los católicos españoles es rezar para que la guerra se detenga y por los fallecidos y heridos.
Sagrado Corazón de Jesús en Vos confío
DIOS, PATRIA y REY LEGITIMO
Iñigo Caballero