La política criminal  de Sánchez y su banda, no puede quedar sin respuesta penal.

Todos somos responsables de nuestros actos, por acción o por omisión, y los votos no amnistían los delitos.

El presidente del gobierno, y su banda, llamada PSOE, llevan cinco años perpetrando actuaciones en contra de España y de los españoles, y esos hechos no pueden ni deben quedar impunes.

La Sala Segunda del Tribunal Supremo, y es triste decirlo, ha actuado más como escudo protector de los aforados –casos Bono, Ábalos, etc.-, que cómo  órgano judicial competente para el enjuiciamiento del gobierno.

¿Qué nos deparará el futuro…?

Parece obvio que una vez perdido el fuero –y los diputados y senadores también están aforados-, serán jueces normales y corrientes, profesionales, los que pueden investigar las fechorías de Sánchez y de la práctica totalidad de sus ministros, con alguna rara excepción, pues hay algunos que no se sabe que hagan nada, salvo cobrar.

Son tantas las actuaciones gubernamentales que incurren en delito, o, directamente, en traición a España, casos del Sáhara Occidental, Canarias, o Gibraltar, que los magistrados del Supremo que sean conscientes de sus responsabilidades, harían bien en coger el toro por los cuernos, y actuar en consecuencia.

El artículo 102, 2,  de la Constitución establece que “Si la acusación fuere por traición o por cualquier delito contra la seguridad del Estado en el ejercicio de sus funciones, sólo podrá ser planteada por iniciativa de la cuarta parte de los miembros del Congreso, y con la aprobación de la mayoría absoluta del mismo”.

En otras palabras, que con un PP que ejerce más de sostén del PSOE que de partido de la oposición, es casi imposible pedir la responsabilidad criminal de Sánchez, por diversos asuntos, que son del dominio público.

Ahora bien, los españoles con nuestros votos, podemos reducir su partida (no es un error) a la nada, como ya ha sucedido en Francia, por ejemplo.

Al  fin y al cabo, es lo que se merecen.

Y entonces, ya vendrán los jueces ordinarios a cumplir con su deber, como siempre han hecho, pues “todavía quedan jueces, en Madrid, y en España”.

A Dios gracias.

 

Ramiro Grau Morancho

Académico, jurista y escritor

https://www.ramirograumorancho.com

Ramiro Grau Morancho