La llegada al poder de los social comunistas, con un resultado electoral nada claro, -o sí, un pucherazo de no te menees-, dejan claro que estamos asistiendo, en vivo y en directo, a un auténtico golpe de estado, en el que solo falta darle la patada al Rey, y proclamar la tercera república, con Pedro Sánchez como Presidente.
Pero todo se andará, y dentro de poco.
Por de pronto, y con el pretexto de una enfermedad vírica tan curable como cualquier otra –peor es el Sida, por ejemplo-, han convertido España en un gigantesco Gulag comunista, dónde los 47 millones de individuos que habitamos en ella, pasamos a estar en situación de prisión domiciliaria.
Y digo individuos, pues hemos dejado de ser ciudadanos, para pasar a ser meros vasallos y, sobre todo, contribuyentes, que pagamos mucho y recibimos bien poco, por no decir nada, pues todo lo que recibimos, por ejemplo la asistencia sanitaria, la hemos pagado previamente con nuestras cotizaciones sociales durante largos años, y en muchos casos, de tres o cuatro décadas.
Aquí los únicos que reciben todo, en ocasiones sin contribuir absolutamente nada, son los extranjeros que no trabajan, ni piensan hacerlo.
El consejo de memas y memos, digo de ministras y ministros, tras no hacer nada desde que hace dos meses y medio se sabía de la existencia del virus, permitiendo la entrada libre de personas procedentes de China, de Italia, etc., la manifestación femimarxista del domingo pasado, día 8, etc., de repente se saca de la manga la declaración del “estado de alarma”, que aunque está previsto constitucionalmente, entiendo no se da una situación de tanta gravedad como la que nos están “vendiendo”, y que, incluso en ese caso, es en gran parte responsabilidad del propio desgobierno o malgobierno, por su total inacción en los meses pasados.
Pero claro, ¿Qué podemos esperar de un gobierno que tiene a un profesor de filosofía como máxima autoridad sanitaria nacional…? Un hombre con pintas de lelo, la verdad, el típico filósofo que seguramente pensará que: “Total, ¡antes o después, todos tenemos que morir!”, y no le faltará razón. (Pero pertenece a uno de los partidos que apoyan al actual desgobierno, y quería su cuarto y mitad de ministro).
La Constitución establece en su artículo 19, en sede de derechos fundamentales, que “Los españoles tienen derecho a elegir libremente su residencia y a circular por el territorio nacional”…, pero eso era hasta que llegaron los social comunistas al poder.
Ahora no podemos salir ni de nuestras propias casas, salvo para pasear al perro, que ya se sabe que para este gobierno los animales también son personas. Hasta ellos son personas, aunque muchas veces me cueste creerlo…
En definitiva, España es un gigantesco campo de concentración, para que quede claro quién manda aquí.
Y la gente calla y obedece, como borregos.
El PP, partido para ayudar a los partidos de izquierdas, aplaude hasta con las orejas, y VOX, caído en combate, y plenamente infectado -y espero que solo haya sido por casualidad-, no sabe qué hacer o qué decir, pues todos sus dirigentes están en cuarentena, cuando no directamente infectados, y aplaude a Maduro, digo a Sánchez, el dictador perpetuo de la nueva república comunista de la Ex España.
Ramiro GRAU MORANCHO
Abogado y escritor