Muchas personas de bien han quedado hoy entre estupefactas e indignadas con el numerito que nos ha deparado el fugado Puigdemont. Quien más, quien menos, esperaba hoy alguna clase de espectáculo circense, pero el esperpento probablemente supere lo que el más osado imaginaba. En cualquier caso, una cosa está clara: sólo en un país enfermo hasta el tuétano puede darse semejante espectáculo sin que pase nada, sin consecuencias. ¿Qué lecturas podemos sacar de todo el paripé que hemos visto hoy?
Veamos:
- Puigdemont, evidentemente, no ha entrado esta mañana en España a hurtadillas, sino que llevaba ya un tiempo indeterminado en Barcelona o en sus alrededores.
- Por supuesto, tanto el Gobierno de España como el catalán, así como el CNI y los Mossos d’Esquadra tenían conocimiento pleno de esto. Que viniera, hiciera el paripé y hablara en público estaba, obviamente, pactado tanto con unos como con otros.
- Puigdemont está desesperado. Necesitaba un golpe de efecto para no caer en la irrelevancia política. Le han dado su mañana de «gloria».
- Los socialistas que desgobiernan España se arrastran y se humillan como los gusanos miserables que son. No pueden permitir que Puigdemont sea arrestado porque de los votos de Junts depende la legislatura; de ahí que se presten al circo. No tienen vergüenza ni la han conocido, no conservan ni un ápice de dignidad. Si la tuvieran, se irían, pero están dispuestos a aguantar cualquier tipo de humillación con tal de mantenerse en el poder, aunque sea arrastrando el nombre de España por el fango. En realidad, esto último les da igual.
- El mayor mérito de los socialistas es haber comprendido que sus votantes a) son imbéciles; b) son impermeables a la mentira y al argumento. Les van a votar hagan lo que hagan.
- Puigdemont es un cobarde y carece también de la más mínima dignidad. Proclamó la república para «suspenderla» en cuestión de segundos; huyó como una rata y ha estado viviendo a cuerpo de rey sin dar un palo al agua mantenido, muy probablemente, por el contribuyente catalán y empresarios separatistas. Cuando finalmente se decide a venir, conchabado con el propio Gobierno de Sánchez, monta un numerito ¡y se vuelve a ir! No tiene los cojones de entregarse, de apechugar con lo que hizo y de mostrar la dignidad y la hombría que debiera tener un verdadero líder.
- El nacionalismo llega, en algunos casos, a alcanzar el grado de tara colectiva. ¿Cómo de imbécil tiene que ser uno para presentarse en la Ciutadella con caretas de Puigdemont?
- Los Mossos d’Esquadra han quedado a la altura del betún. Aunque obviamente los mandos tenían pleno conocimiento de todo lo que iba a pasar —o casi todo—, se han prestado de todos modos al esperpento matutino quedando como verdaderos inútiles, arrastrando así la imagen del cuerpo. Para acabar de arreglarlo montan la Operación jaula provocando grandes atascos en Barcelona y otros lugares como la frontera de La Jonquera. O sea, que un fugado reclamado por la justicia anuncia, hace días, que va a volver al país donde se le reclama; se monta un escenario y habla en público; rodeado de cámaras y móviles, y se supone que de algunos policías, logra escabullirse, supuestamente, burlando el cerco policial, que contaba incluso con un helicóptero. Conclusión: son unos inútiles. Pero nadie puede creer tal cosa, claro. En realidad, los policías que han participado en el operativo han sido utilizados por sus mandos y por los políticos para tratar de mantener las apariencias. Al rato desmontan el operativo porque todo el mundo sabe que ya no lo van a detener. Hasta el más tonto se ha dado cuenta del paripé policial. Su imagen queda seriamente dañada.
- Los trabajadores le importamos a los políticos entre poco y nada. Ellos tienen sus propios intereses y sólo los necios pueden confiar aún en las élites políticas.
- Todos somos iguales ante la ley, menos Puigdemont. Bueno, y menos los de los ERE. Ah, y menos los nacionalistas catalanes. Y los menas. Y los amigos del Gobierno, en general.
- La democracia no existe, es un timo.
- La degradación moral y política es tal en España que ya apenas nadie protesta seriamente por nada, salvo honradas excepciones. Vamos de esperpento en esperpento, tanto que estamos ya acostumbrados, nadie reacciona.
¡ABAJO EL RÉGIMEN DEL 78!
Si todos los Trabajos – Trabajos superlativos – de Rondinaire son excelentes y bien documentados, este sobre Puigdemont es realmente muy, muy bueno porque describe el pacto entre este Miserable y el no menos Miserable gobierno de SZ y compinches.
Es evidente que el PSOE es un partido que trabaja para destruir nuestra Patria y un partido de Asesinos.
Al final, concluye Lo Rondinaire que «la democracia no existe». Esta es la realidad «la democracia no existe» con toda su parafernalia de encuestas, debates, resultados y las NO IMPUGNACIONES, un enorle fraude.
No me atrevo a decir que los votantes del PSOE sean Tontos porque quién nos puede asegurar que alguien le haya votado al PSOE cuando los Resultados son absolutamente FALSOS.
Felicitar tantas veces como haga falta a lo Rondinaire. Mil gracias, amigos.
Solo
DIOS y PATRIA