Enésimo histrionismo puigdemoniano permitido y pactado entre el Estado y fuerzas separatistas. Que se invista president de la Generalitat a un teórico “botifler”, Illa, no lo puede permitir el pundonor separatista. Pero como no queda otra, el secesionismo debía tragar, la matemática parlamentaria es la que es. Eso sí, Pedro Sánchez se precia de no ofender a nadie que quiera destruir a España. Por eso había que darle hoy a Puigdemont sus dosis de protagonismo.

El esperpento ha llegado a lo mayúsculo.  El de Waterloo debe ser uno de los españoles más monitorizados en estos últimos tiempos. Que avise que regresará a España, indicando el día, la hora y el lugar, que dé un discurso en el Arco de Triunfo de Barcelona, y que luego “desaparezca” sin más, simplemente tiene guasa. Hoy, simbólicamente, se ha dinamitado el estado de Derecho y la justicia. En el orden real ya lo han volatilizado desde hace mucho, mucho.

Veremos cómo lo disfraza Sánchez, pero que aquí hay un pacto del Estado con los que quieren destruirlo es evidente. No sólo se han meado encima del Estado (que lo han hecho), lo peor es que el Estado se deja mear encima. El pacto fiscal con Cataluña y la cesión del cobro de todos los impuestos, es un paso más. Sólo servirá para saciar efímeramente las exiguas arcas de la Generalitat. No hay solución, la corrupción lo absorbe todo.

Las demás comunidades autónomas acabarán sufriendo económicamente, de forma muy rápida, el nuevo régimen fiscal. Y la única solución será endeudarse y endeudarse y endeudarse. El Estado ya no tiene solución. Es cuestión de décadas que caigan los Estados que componen una agonizante Unión Europea. Quizá estemos aún a tiempo, pero sólo lo podremos solucionar si entendemos que el problema no está en Cataluña, el problema es de España. El problema está en el caduco modelo de Estado, en la putrefacta elite y casta política, en el Régimen del 78 y en una España que se ha creído lo del Bienestar y está dispuesta a tragar con todo a quien se lo prometa.

Hoy nos hemos manifestado ante el Parlament. La decencia lo exigía. Pero si alguien nos busca para salvar el Régimen del 78, que no cuente con nosotros.

Hoy hemos protestado por dignidad, no por el Régimen del 78

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