Comenzaré diciendo, en honor a la verdad, que no voto al PP, por lo que no tengo ni simpatía ni una especial inquina a dicho partido.
Hace ya muchos años que me sentí traicionado por ese partido, y la herida sigue sangrando con las penúltimas declaraciones de Feijóo, diciendo “que el aborto es un derecho de las mujeres”.
Increíble, pero cierto.
Eso sí, matiza diciendo “que no es un derecho fundamental”, olvidando y menospreciando el artículo 15 de la Constitución que dice exactamente lo contrario.
Fui incapaz de ver el debate televisado de días pasados, no por Feijóo, sino por Sánchez, pues cada vez que le veo y oigo, sufro arcadas, y amenazo hasta con echar el desayuno…
Pero sí lo escuche por la radio, y no sólo por una cadena, sino por varias.
El debate confirmó la tesis de que Sánchez es un animal herido, un jabalí que es capaz de atacar a las personas, hasta causarles la muerte, cuando está herido, y lucha por su supervivencia.
Y que es un “animal” peligroso, muy peligroso.
Veo que los niñatos pijos y superpijos de Verano Azul, etc., ya entrados en la cuarentena, siguen pensado que ya han matado al oso, y se reparten los ministerios y altos cargos, digo altos chollos…
Pero creo están equivocados.
Profundamente equivocados.
Sánchez es un animal político herido de muerte, y podemos esperar de él cualquier reacción, hasta las más imprevisibles…
Por no hablar de los tres millones de votos por correo, su nula custodia fiable, la posibilidad de que muchos de ellos no lleguen a tiempo a las urnas, sobre todo cuando se nombra presidente de Correos a un inútil, pero íntimo amigo del Presidente, o las previsibles manipulaciones de los resultados electorales por Indra, empresa muy controlada por el Gobierno.
Tengo la tesis de que si algo puede salir mal, acaba saliendo mal, y mi experiencia de la vida lo confirma.
Es cierto que en el debate Feijóo salió ganador, entre otros motivos por su tradicional flema gallega, que hace que sea extremadamente precavido, y esté muy curtido en toda clase de enfrentamientos políticos.
A pesar de que dice que no le gusta la política, lo cierto es que lleva más de treinta años ocupando cargos políticos, y por lo tanto es un animal político, y un zorro viejo, además.
¡Y entre zorro y zorro, que se preparen las gallinas, es decir, nosotros!
Pero estamos hablando de una simple escaramuza electoral, que no la vio ni uno de cada seis electores.
Se trata de una simple batalla, más bien de una batallita, pero queda mucha guerra por delante, y no es buena idea vender la piel del oso antes de cazarlo.
La batalla ideológica, hace ya décadas que el PP la ha perdido, y no sólo eso, sino que han efectuado una rendición preventiva, cuando no se han pasado abiertamente al adversario y/o enemigo.
Y, poniéndonos en el mejor de los casos, que el PP gane las elecciones, ¿podrá formar un gobierno estable y viable, o será un gobierno de transición entre dos gobiernos del PSOE…?
Los continuos desprecios y menosprecios a VOX, no auguran nada bueno, y su entreguismo a las políticas de izquierdas, tampoco.
Yo ya dudo de si el PP no debería cambiar su nombre, respetando las siglas –para no confundir al rebaño electoral-, y pasar a ser el partido progresista, PP.
Seguramente será el partido en el que se encontrarán más cómodos los niñatos pijos del Verano Azul.
Ramiro Grau Morancho
Académico, jurista y escritor