Cuando se aprobó la Ley de Transparencia estatal, a la que siguieron las correspondientes autonómicas, todas copiadas las unas de las otras, que aquí en España queremos que inventen los otros, abrí un expediente al respecto, que va engordando, y amenaza con ocupar la mitad de mi despacho o despecho jurídico…
Nuestro derecho administrativo siempre ha sido una vulgar copia del francés, pues los españoles tenemos complejos de inferioridad, hasta en eso, como han demostrado García de Enterría, Alejandro Nieto, y otros ilustres administrativos, que nada tenían ni tienen que envidiar a los franceses.
Ya que estamos en Aragón, añado a don José Bermejo Vera, un excelente administrativista, que me desasnó, primero en la carrera de Graduado Social, y posteriormente en la de Derecho.
A cada cual, lo suyo.
Pues bien, a trancas y barrancas, los gobiernos del PP solían contestar, poniendo toda clase de pegas, prorrogando los plazos de instrucción del procedimiento, etc., pero cumplían la ley.
Tras el asalto del PSOE al poder, “para convocar elecciones anticipadas”, algo que nunca hicieron, la ley –o leyes, en el caso de las autonomías, que suelen tener la suya propia, pues ellos no iban a ser menos que el Estado-, las diversas Administraciones Públicas regidas por esa máquina de poder que se llama “la PSOE”, incumplen sistemáticamente la legislación, y se pasan por el arco del triunfo las peticiones de información, concretas, razonadas y motivadas, por lo menos en el caso del que suscribe.
La mayoría de las veces no contentan.
Otras deniegan, sistemáticamente, el acceso solicitado, obligándote a recurrir, con lo cual demoran varios meses más el acceso a la información solicitada.
En ocasiones, contestan lo que les da la gana, no lo que les has preguntado, con lo cual la contestación en realidad es una no contestación.
O el Gobierno de Aragón, que por vagancia o incompetencia, o las dos cosas, muchas veces te remite a una web, o un portal de la consejería correspondiente, donde hay colgados miles de asuntos, de forma que tienes que dedicar un día a buscar lo que quieres saber…, eso suponiendo que consigas encontrarlo.
En otras palabras, se pasan las leyes de transparencia por el arco del triunfo…
Y como al ciudadano, al que tratan como un vasallo, súbdito y contribuyente, sobre todo muy contribuyente, solo tiene “derecho al pataleo”, pues ejerzo ese derecho, faltaría más.
Dicho queda.
Ramiro Grau Morancho
Académico, jurista y escritor