Los bolcheviques se habían alzado con el poder en Rusia en octubre de 1917 y Lenin aprovechó la derrota alemana para reocupar el oriente europeo. Su principal objetivo era restaurar la Rusia indivisible dentro de las fronteras de antes de la guerra
El término de la Primera Guerra Mundial, Polonia se reconstituía como Estado soberano después de 123 años de inexistencia. El principal problema fue el de definir las fronteras del nuevo Estado proveniente de tres imperios en descomposición. El peligro más importante vendría del este. Los bolcheviques se habían alzado con el poder en Rusia en octubre de 1917. El nuevo gobierno revolucionario de Vladímir Ilich Uliánov «Lenin» aprovechó la derrota alemana para reocupar el oriente europeo. Sin embargo, la colaboración de todas las fuerzas anticomunistas contra el enemigo común bolchevique fue imposible. Para los rusos blancos su principal objetivo era restaurar la Rusia indivisible dentro de las fronteras de antes de la guerra, y Kiev era la cuna del mundo ruso, por lo que no podía ser la capital de una Ucrania independiente. Para los nacionalistas ucranianos era inaceptable volver al seno de un imperio ruso, y para el polaco Józef Piłsudski, que miraba a Rusia como el mayor peligro de Polonia, fuese blanca o roja, era imprescindible su objetivo de crear un espacio intermedio de estados independientes, entre los cuales, una Ucrania independiente era imprescindible para la seguridad de Polonia.
La proclamación de la República de Ucrania fue posible con Simon Petliura, sin embargo, los encontronazos con los polacos aparecieron, cuando la milicia ucraniana intentó ocupar la antigua ciudad de Lemberg, Lvóv para los polacos y Lviv para los ucranianos. La ciudad estaba habitada según el censo de 1910, por un 51,2 % de polacos, otro 27,8 % de judíos y el resto ucranianos. Los polacos impidieron la toma de la ciudad. La mitad de los caídos fueron estudiantes de secundaria y universitarios. Su gesta quedará inmortalizada en el cuadro «La batalla de Leópolis» de Wojciech Kossak.
No obstante, los nacionalistas ucranianos de Simon Petliura, que había sido nombrado dictador con plenos poderes, negociaron con Józef Piłsudski, una alianza militar a cambio de renunciar al territorio de Ucrania Occidental a favor de Polonia. El 16 de diciembre de 1919 los bolcheviques entraron en Kiev y se hicieron con gran parte de Ucrania. Pero, el 25 de abril de 1920, el ejército polaco inició la ofensiva llegando el 6 de mayo a Kiev. Sin embargo, Lenin había dado el 14 de febrero de 1920, la orden de atacar Polonia. Aunque el objetivo real era Alemania, con una enorme población obrera, sin recursos y viviendo en la miseria, porque ofrecía una oportunidad única para extender la revolución al corazón de Europa. El único muro de contención era el renacido Ejército Polaco.
En el ejército bolchevique, el comandante fue un brillante antiguo oficial del ejército imperial de 26 años, Mijaíl Nikoláievich Tujachevski, de ademanes aristocráticos, que contrastaba con uno de los más famosos generales del Ejército Rojo, Semión Mijáilovich Budionny, comandante del Primer Ejército de Caballería Roja (Konármiya), situado en Ucrania, quien había cultivado la imagen de horda salvaje para sus hombres, arrasando propiedades, violando mujeres y torturando a sacerdotes y oficiales con crueldad. A finales de 1920 la fuerza total del Ejército Rojo era de 5.300.000 hombres, organizados en 55 divisiones de infantería y 23 de caballería.
Entretanto, los polacos tuvieron que afrontar una gran derrota ante los bolcheviques. El general Mijaíl Tujachevski arrollaba las defensas polacas y el 11 de julio entraba en Minsk, tres días después en Vilna, el 19 en Grodno y el 1 de agosto en Brest-Litovsk. El 23 de julio Lenin organizó el Comité Revolucionario Polaco presidido por Julian Marchlewski en cuyo equipo destacaba el nombre de Feliks Dzierżyński, director de la CHEKA.
Polonia se encontraba indefensa a nivel material, pero no espiritualmente, Jósef Piłsudski levantó el patriotismo armado y la Iglesia Católica levantó la moral de Polonia. El nuncio papal, el cardenal Achille Ratti (futuro Pío XI), y un oficial de la misión francesa, Charles De Gaulle, miembro de la Misión Militar francesa en Polonia, fueron testigos de lo que iba a acontecer. Mientras la Misión francesa tenía el objetivo de convertir aquella masa de voluntarios en una unidad de combate profesional, la Misión británica, dio apoyo moral. Entretanto, en la segunda semana de agosto, las fuerzas de Tujachevski, llegaron al Vístula, aproximándose a Varsovia.
En la noche del 5 de agosto, Józef Piłsudski tomó la mayor decisión de su vida. El mandatario polaco, mientras removía su abundante mostacho con sus dedos, no dejaba de pensar en aquel flanco izquierdo que los bolcheviques dejaban al descubierto después de repasar la zona pantanosa de Pripet. Entretanto, Tujachevski celebraba su futura victoria en Smolensko, con champán, su violín y mujeres excesivamente conocidas. El 8 de agosto los bolcheviques iniciaron su asalto por el norte y el este de la capital polaca, la entrada en Varsovia estaba programada para el 12. Los refugiados aterrorizaban a la población con sus historias de violencias. Las procesiones eran numerosas en la víspera de la gran fiesta de la Virgen de la Asunción.
El 14 de agosto, se produjo la muerte del P. Ignacy Skorupka, 27 años, capellán del 36 º regimiento de voluntarios, formado por los universitarios varsovianos, quien galvanizó a sus hombres encabezando la primera línea con su crucifijo, muriendo en el ataque. Su ejemplo fue resaltado posteriormente, se llegó a decir que entre las nubes de pólvora se pudo ver a la Virgen alentando la defensa. Estos hechos irán entretejiendo lo que luego se denominará como «milagro del Vístula». A la mañana del 16 de agosto, cinco divisiones que reunían a 55.500 hombres, 3.800 jinetes, 1.027 ametralladoras y 252 cañones, atravesaron el río Wieprz. La maniobra dio resultado y las comunicaciones de los bolcheviques fueron cortadas. El III Cuerpo de Caballería de Hayk Bzhishkyan «Gai» y el 4º Ejército bolchevique se internaron en Prusia oriental. El resto de las fuerzas huyeron abandonando sus bagajes, y convirtiendo aquello en un desastre sin paliativos. Polonia se había salvado de la posibilidad de una revolución bolchevique, y su victoria también al resto de Europa.
Después de la batalla de Varsovia, los bolcheviques solicitaron la paz y los polacos, exhaustos, fueron favorables a la negociación. La paz se firmó en Riga el 18 de marzo de 1921. Polonia había salvado a Europa y el antiguo revolucionario Józef Piłsudski entraba como héroe en el panteón de los héroes de la historia de Polonia.
Publicado en El Debate – 03/03/2022