“El archipiélago canario y los enclaves de Ceuta y Melilla alimentan las fricciones entre España y Marruecos, mientras que Gibraltar sigue siendo objeto de tensión entre España y Reino Unido”, sostienen los expertos de la Fundación Mediterránea de Estudios Estratégicos (FMES), integrada por ex militares franceses, en la última edición de su Atlas Estratégico del Mediterráneo y Oriente Medio.
El informe se refiere principalmente a las tensiones entre Rabat y Argel. Los expertos han esbozado un escenario en caso de conflagración entre ambos países, “donde el régimen de los generales es el agresor”, publica L’Opinión.
La cuenca del Mediterráneo ha experimentado una serie de acontecimientos geopolíticos durante la última década que han alterado el equilibrio de poder de la región y el equilibrio heredado del final de la Guerra Fría. El Mare Nostrum y su extensión hacia el Mar Rojo se ven sacudidos por varios conflictos de diversa intensidad que afectan a la estabilidad de la cuenca mediterránea, como las guerras civiles de Libia y Siria.
Tensiones que se sitúan en medio del Estrecho de Gibraltar, uno de los principales ejes marítimos mundiales de mercancías, especialmente en lo que se refiere al transporte de hidrocarburos. Donde la orilla norte del Estrecho está unificada bajo el doble paraguas de la Unión Europea y la OTAN; no es el caso de la orilla sur donde la región sufre la ausencia de sinergia y cooperación entre los estados del norte de África.
“En Occidente, Marruecos mira casi exclusivamente hacia el Sur y África Occidental presentada como la “nueva frontera” del Reino, así como hacia el Norte y Europa”, recuerdan los expertos de la FMES, que precisan de paso que Rabat también tiene sus ojos estaban fijos en el mar abierto, en particular en Estados Unidos, Canadá y Brasil “siendo sus tres principales clientes; los fosfatos marroquíes abastecen su agricultura intensiva”.
“Varias razones podrían provocar un enfrentamiento armado: la histórica rivalidad entre los dos países, el conflicto del Sáhara que ha envenenado las relaciones entre Rabat y Argel durante casi cuatro décadas y una posible embestida de los generales argelinos en caso de caída del régimen son los pilares”, advierten los expertos de la Fundación.
En caso de enfrentamiento, Rabat tendría la ventaja sobre el terreno, donde, además de su experiencia en inteligencia, se beneficiaría de las capacidades cibernéticas estadounidenses e israelíes. Las capacidades de inteligencia y vigilancia terrestres de Argelia “aunque cuantitativamente más importantes, no pueden desviarse de la frontera del Sahel por mucho tiempo”.
Por otro lado, los submarinos Kilo modernizados a disposición de la Armada argelina ofrecerían al vecino del Este “superioridad bajo el mar y le permitirían imponer fácilmente un embargo marítimo a Marruecos”. Una ventaja que podría ser negada por la adquisición por parte de la Royal Navy de minas y drones sub-medianos y otros medios ASM (antisubmarinos). A nivel convencional, la previsión difiere según el teatro de operaciones. “Marruecos no tendría ningún interés militar en un enfrentamiento terrestre en el sur”, una región llana donde la naturaleza del terreno ofrecería una clara ventaja a las fuerzas argelinas entrenadas en combate en terreno llano y con mejores capacidades de ataque en profundidad. En el norte, en cambio, el relieve montañoso sería favorable a las FAR y “le ofrecería una profundidad estratégica que le permitiría sostener fácilmente los ejes de penetración y cambiar el tiempo por unas pocas parcelas de territorio”. Las FAR también podrían realizar acciones potencialmente no imputables, a través de drones de ataque y terroristas suicidas o incluso gracias a sus Fuerzas Especiales compuestas por 1.000 comandos capaces de realizar acciones clandestinas. El Reino también tiene capacidades reales, “aunque limitadas en volumen”, para golpes profundos y proyecciones de fuerza.
Marruecos también cuenta con “combatientes rústicos y motivados que se benefician de la experiencia operativa adquirida contra el Polisario y en las misiones de la ONU”. Un elemento que ha demostrado su valor táctico y estratégico en el conflicto ucraniano donde la infantería ligera ucraniana, curtida por el conflicto del Donbass y equipada con artillería ligera (morteros, lanzadores de granadas), consigue entorpecer y ralentizar el avance de las fuerzas rusas en el campo urbano y multiplica las emboscadas sobre las columnas de abastecimiento, obligando a sus oponentes a realizar un esfuerzo extra para asegurar su retaguardia.
A nivel aéreo, la superioridad argelina estaría condenada a disminuir con el tiempo con la prevista entrega de los F-16V a Marruecos. Los expertos de FMES también coinciden en la hipótesis de que existiría “una vulnerabilidad recíproca que implica pérdidas probablemente desproporcionadas”, en caso de un uso masivo de ataques profundos por ambas partes. “En caso de un enfrentamiento de gran envergadura, la estrategia de Marruecos sin duda apuntaría a buscar el estancamiento a través de una defensa clásica, acciones asimétricas en territorio argelino y una guerra de comunicaciones. Al final el escenario más probable sigue siendo el de escaramuzas fronterizas recurrentes entre Argelia y Marruecos”, dicen los expertos de FMES.
J. M. Zuloaga
Publicado en La Razón – 06/03/2022