Henryk Sienkiewicz (1846-1916) es el más popular y mundialmente conocido de los escritores polacos, fue uno de los autores más leídos y traducidos a inicios del siglo XX. La novela “¿Quo vadis?”, sobre la persecución que los cristianos sufrieron ante tiránico Nerón, lo consagró universalmente y le hizo merecedor del premio Nobel de Literatura en 1905. Periodista de derechas, defensor del renacimiento nacional polaco, en un periodo histórico donde Polonia carecía de un Estado soberano, se opuso a la germanización alemana de Poznania, que intentaba eliminar la presencia polaca en los territorios del II Reich.

“A sangre y fuego”, “El diluvio” y “El caballero polaco” formaron una trilogía épica que le consagró como unos de los escritores mayores de la lengua polaca. Las tres obras conforman una epopeya en la que se describe de una manera ágil, con una rica narrativa, uno de los periodos más trágicos de la historia de una desconocida historia de Polonia. Después de pasar un Siglo de Oro, paralelo al español, Polonia entró en un periodo de guerras y conflictos que le llevó finalmente a desaparecer en el siglo XVIII como Estado organizado, no volviendo aparecer hasta 1918, dos años después del fallecimiento en Suiza, del valeroso escritor.

La gran obra épica del escritor polaco se inicia en 1648, bajo el reinado final de la dinastía de los Vasa y finaliza un par de décadas después, con el inicio de uno de los grandes monarcas polacos, Jan Sobieski, el salvador de Viena ante los turcos. En los tres libros, Polonia se debate ante su propia desaparición, ante los enemigos exteriores, y la traición de algunos interiores. Los cosacos, los suecos o los turcos, son los enemigos exteriores, que amenazan al baluarte del catolicismo en aquella difícil geografía sin fronteras naturales. Los enemigos de Polonia se confabulan con enemigos interiores, quiénes por sus ambiciones personales, manifiestan voluntad de abandonar a su suerte a la Confederación Polaco-Lituana. Los protagonistas: Juan Kretuski, Andrés Kmita y Miguel Volodiovski presentan el modelo de caballeros entregados y sacrificados, que guardan sus apetencias particulares ante un fin más salto, como salvar la Religión y el destino de la Patria en peligro. Todos ellos afrontarán terribles batallas, demostrarán un valor sin igual, y su capacidad de donación a los demás será recompensado por la amistad de sus compañeros, incentivados hacia la lucha por su ejemplo. No obstante, los caballeros deben lidiar con el difícil equilibrio del amor, los tres serán heridos por las flechas de cupido, y llegarán a conquistar a sus amadas, únicamente si lograsen culminar con su entrega absoluta, como caballeros polacos, la patriótica causa de salvar los destinos de Polonia. Las mujeres tienen la misión de enderezar hacia el fin heroico al varón, qué en algunos momentos, puede demostrar momentos de vacilación y de abandono. Serán las féminas, las que se hagan de valer, en el sentido de que o lo dan todo por la Patria, o nunca serán merecedores de su amor. Unas narraciones muy hijas del siglo XIX, pero que se enmarcan en los contextos amplios de paisajes exóticos, aventuras y amor correspondido.

Un mundo de intrigas y desencuentros ayuda a aliñar una narración que no deja indiferente y que corre trepidante, a ritmo de caballo, omnipresente en las tres novelas.

Un modo más para conocer y entender un país desconocido, de manera agradable, a través de la literatura.

En 1900 escribió “Los caballeros teutónicos”, el último de sus grandes éxitos históricos, frente a la germanidad amenazante, pero también le hizo famoso “A través del desierto y la selva”, de 1911, que narra las aventuras de dos adolescentes en el África colonial, haciendo frente a los traficantes de esclavos.

Durante la I Guerra Mundial el famoso Premio Nobel se trasladó a Suiza, incómodo en el Imperio ruso, por su fama y su nacionalismo polaco, donde murió en 1916.

 

José Luis Orella