Hilaire Belloc es el intelectual católico que más ha hecho por afianzar el catolicismo en Inglaterra, con el tremendo revés de ser de origen francés, en un país tan orgulloso de su progenie anglosajona. Nacido en la localidad de La Celle-Saint-Clond en 1870, su familia se estableció en las islas británicas el mismo año de su nacimiento. No obstante, mantuvo su nacionalidad gala hasta 1902, cuando obtuvo la inglesa, por lo que su servicio militar lo realizó en 1891 en el ejército francés. En cuanto a su formación, estudió en el colegio oratoriano de Edgbaston y posteriormente en 1892 se matriculó en la Universidad de Oxford. Por la gran preparación clásica que daban los padres oratorianos fundados por San Felipe Neri y a los cuales se incorporaría después de su conversión el futuro cardenal Newman, Belloc destacó en historia, recibiendo diversos premios en el colegio.

En 1896, Belloc contrajo matrimonio con una californiana, Elodie Hogan, quien se convirtió en el gran amor de su vida, afectándole sobre manera su muerte en 1914, que le dejó viudo a cargo de los cinco hijos del matrimonio. Al mismo tiempo, que se hacía responsable de su familia, Belloc tenía una intensa vida pública. En 1906, había salido elegido diputado por el distrito de South Salford por el Partido Liberal. Sin embargo, en el parlamento se desencantó del sistema parlamentario al comprobar la intensa corrupción con los fondos electorales y el sostenimiento de una casta política que monopolizaba la representación, impidiendo que la sociedad tuviese una representatividad real. No obstante, sus protestas contra la corrupción le ocasionaron la exclusión del partido. En 1910 todavía pudo mantener el escaño en calidad de independiente, pero renunció a seguir presentándose al no considerar el sistema parlamentario representativo de la sociedad.

De forma paralela, Belloc desarrolló su obra literaria con novelas como Mr. Clutterbuck`s Election, Pongo and the Bull y Verses and Sonnets, también se hizo célebre por sus biografías históricas dedicadas a Danton, Robespierre y María Antonieta. Sin embargo, la fama le vendrá por  sus polémicos ensayos como, Averil, The Path to Rome y especialmente The Servile State y de The Party System, este último en colaboración con Cecil Chesterton. El éxito de sus escritos causó que Belloc junto a los hermanos Chesterton se decidiesen por la aparición de un periódico, The Eye Witness, del que fue su primer director, Hilaire Belloc. Después, Cecil Chesterton le sustituyó al frente, pero la quiebra del medio, obligó a la aparición con una nueva cabecera, The New Witness. No obstante, la Primera Guerra Mundial marcó con fuerza la vida de Belloc por la pérdida de su amigo Cecil y de su hijo mayor Luis en el campo de batalla.

La muerte de Cecil causó el compromiso de su hermano Gilbert, el novelista, quien fue el nuevo director, de un periódico que volvió a quebrar, para reaparecer como G.K`s Weekly, a su muerte, Belloc retomó la dirección de un medio difusor, que ya se demoninaba The Weekly Review. Con esta última cabecera, Belloc entregaría el timón del periódico a su yerno Reginald Jebb. Desde sus líneas se defendió un catolicismo social comprometido contra la corrupción y la explotación de una casta política victoriana sobre la sociedad británica.

Belloc prosiguió su obra histórica, The Jews de 1922 e History of England, donde se abarcaba los hechos desarrollados entre 1025 y 1931. En sus obras subraya a la religión como la fuerza determinante de la sociedad. El autor anglofrancés escribió más de ciento cincuenta libros y numerosos artículos, siendo uno de los pocos intelectuales de origen católico, que contribuyó a través de la amistad a la conversión de hombres de renombre como los hermanos Chesterton. Sin embargo, aunque sus éxitos literarios se sucedieron en Estados Unidos y Europa, en 1941, la Segunda Guerra Mundial le arrebató a su hijo Peter. La nueva pérdida de un hijo de forma cruenta le supuso la retirada definitiva de la escritura. Belloc mantuvo una vida retirada y solitaria con sus recuerdos. Una caída y un percance posterior con la chimenea de su casa, le produjeron graves quemaduras en el cuerpo, que finalmente le condujeron a la muerte en julio de 1953.

José Luis Orella