La intervención del presidente chino (en realidad el primer secretario del partido comunista), en la cumbre de Davos, diciendo que el mundo ya no volverá a ser como era, es posiblemente la única verdad que dijo.
Esa cumbre le dio un puesto de honor, significando lo que ya es una realidad: que China, con sus casi 1.400.000 millones de personas, una economía pujante, basada en la miseria y explotación de su población, en una auténtica esclavitud, ya dirige el mundo, y solo es cuestión de reconocerlo oficialmente.
China posee un veinte por ciento de la población mundial, el mayor ejército jamás conocido, sus barcos depredan la pesca en todos los océanos y mares, propios y ajenos, se ha apoderado de las riquezas naturales de la práctica totalidad de los países africanos, a los que ha colonizado por la vía de hecho, mediante préstamos, gobiernos títeres, fomentando partidos comunistas, etc., y aspira a hacer lo propio con la vieja y decadente Europa.
Tal vez nos llevaríamos una sorpresa si se investigaran las posibles relaciones de Podemos con el partido comunista chino, entre otros partidos comunistas del mundo mundial…
Pero además, China, con un modelo económico capitalista, basa su prosperidad en los salarios miserables, las interminables jornadas laborales, y la existencia de clases trabajadoras con el único ideal de llenar sus tripas con algo de comida, poder vestirse con harapos baratos, y poco más.
En otras palabras, una economía de subsistencia, más o menos la misma que el actual gobierno social comunista nos está imponiendo a la fuerza.
Un sistema en el que las personas pierden su dignidad humana, y pasan a ser simples números, que solo serán válidos en tanto en cuanto sean productores, y no cargas para la sociedad, que se deshará de ellos sin ningún escrúpulo mediante la eutanasia. (Por cierto, en España ya se ha aprobado la ley correspondiente).
Hasta ahora los españoles solo trabajábamos para poder vivir lo mejor posible, pero dentro de poco haremos como los chinos, y solo viviremos para trabajar.
En definitiva, China gobierna el mundo, por la vía de facto, y quiere imponer el “modelo” comunista, basado en la limitación de derechos y libertades públicas, por no decir en su supresión, pura y dura, y la imposición de unas condiciones laborales y sociales cada vez peores.
También en la erradicación de la vida pública, y hasta privada, de la religión católica, pues para los marxistas la persona solo vale algo en cuanto es productor, no como clases pasivas, que conviene erradicar, y cuanto antes, mejor, que hay muchas bocas que alimentar…
Se promoverá, todavía más, el aborto, para evitar la “superpoblación” mundial, idea que obsesiona a estos maquiavélicos dirigentes, favoreciendo la invasión y ocupación de los países por parias de la tierra, procedentes de otras zonas del planeta, creando así una sociedad de medio zombis, sin raíces culturales, religiosas, políticas, económicas, etc.
Todo lo cual les servirá para reducir el coste de la mano de obra, favoreciendo así el incremento de beneficios de las grandes empresas multinaciones, que operan a nivel mundial, y que ya son más fuertes y poderosas que la mayoría de los Estados.
Y a las que, la legislación nacional se la trae al pairo, pues la eludirán con toda facilidad, o trasladarán sus centros de producción, distribución, sedes sociales, etc., a países “controlados”, o dónde pueden hacer lo que les dé la gana…
Se fomenta la homosexualidad, el lesbianismo, la destrucción de la familia, la aparición de “familias” monoparentales, con hijos adoptados, o “fabricados” ex profeso, y a los que se abandona con cualquier excusa o pretexto, dejándolos de nuevo en manos del estado, etc.
El NOM, Nuevo Orden Mundial, va a consistir en la imposición del comunismo por todo el mundo, incluidos aquellos países que ya estaban vacunados, como España, pero en dónde la enfermedad se está volviendo a propagar, y a gran velocidad.
Esta es la famosa Agenda 2030, hacia la que nos encaminamos a velocidad de vértigo.
¡Que Dios nos coja confesados y nos perdone, aunque si no hacemos todo lo posible para evitarlo, realmente no mereceremos el perdón del Señor ni de nuestros descendientes, que van a terminar siendo esclavos!
Ramiro GRAU MORANCHO
Abogado y escritor