Nuestros insignes próceres se disponen ahora a deleitarnos, en plena debacle sanitaria y económica, con una nueva versión de la “memoria histórica” impuesta por decreto.
Parece que la sociedad civil empieza a reaccionar en España, y esperamos que así sea para poner fin cuanto antes al paroxismo orwelliano de esta cuadrilla de canallas e ineptos a partes iguales.
Algunos están invocando ingenuamente, como defensa, la necesidad de preservar nuestro patrimonio cultural como nación, olvidando a qué estirpe o a qué escuela se adscriben estos “talibanes de la democracia”, cuyas últimas proezas tal vez puedan contribuir, muy a su pesar, a esclarecer cuáles son las auténticas doctrinas sobre las que se sostiene el tinglado político actualmente vigente en España.
Sobre este particular, y recordando aquello de que una imagen vale más que mil palabras, me limito a mostrarles esta fotografía de la placa que se encuentra en la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores de Madrid.
Creo que sobran los comentarios.