Un informe mítico
La alianza mediática entre feministas, homosexuales, transexuales y la izquierda es simplemente eso, mediática. En el orden teórico e histórico la relación no es tan idílica. Desde la izquierda se suele acusar de “homofobia” a cualquier postura crítica respecto a la homosexualidad. No empero, sorprende el tremendo silencio sobre la represión de la homosexualidad en países comunistas. Uno de los hechos más acallados es la liquidación de toda una generación de literatos homosexuales rusos que floreció a principios del siglo XX en Rusia. Abrazaron con entusiasmo la Revolución comunista, pero al poco fueron depurados. Destacan poetas homosexuales como Mijail Kuzmín, autor de Alas, y su amante Yurkun que fue “suicidado” por la policía secreta; o también poetisas lesbianas como Marina Tsvietáieva. A ellos se sumaron la generación de los llamados “Poetas campesinos”, muchos de los cuales era homosexuales. Estos poetas fueron liderados por hombres como Nicolai Kluev o Serguei Esein. Muchos de ellos fueron asesinados, suicidados o acabaron sus días en el Gulag, en plena eclosión del stalinismo.
Como contrapunto para la reflexión sobre la homofobia, resalta un autor. Se trata de John Boswell que fue uno de los promotores de los Departamentos de estudios de Gays y Lesbianas en casi todas las Universidades norteamericanas. Antes de morir fulminado por el Sida en 1984, escribió Cristianismo, tolerancia social y homosexualidad. La obra está encaminada a exculpar al primer cristianismo y a la Cristiandad medieval de las acusaciones de persecución a los homosexuales. El estudio intenta demostrar que en esos períodos históricos fueron relativamente tolerantes para con la homosexualidad. Esta tesis está corroborada por los estudios de Jacques Berlioz o Jacques Rossiaud sobre los medievales Libros penitenciales (Manuales para confesar e imponer penitencias) que sorprenden por la mitigación de las penas respecto a los actos homosexuales. Nada que ver con la política homosexual de la Unión Soviética.
Respecto a la homosexualidad, como con tantos temas, lo mediático suele distorsionar la realidad. Una de las cuestiones más interesantes es dilucidar la presencia real de la homosexualidad en la sociedad. Los datos que suelen aparecer en los medios son dispares. Algunos proponen un 10% de la población, otros más de un 30%. ¿De dónde vienen estas cifras? La respuesta es relativamente sencilla: los datos son fruto de simples invenciones o referencias a algunos estudios norteamericanos de dudosa procedencia. De hecho, buena parte de los datos que presentan los lobbies homosexuales se fundamentan en la obra de Alfred Kinsey que, en 1948, publicó el trabajo Sexual Behavior in the Human Male (El comportamiento sexual en hombres varones). Este estudio, conocido como el «Informe Kinsey», proponía que entre el 10% y el 47% de la población masculina norteamericana era homosexual.
Kinsey obtuvo estas cifras de un grupo de 5.300 encuestados que consideró que reflejaban al típico estudiante universitario. Sin embargo, muchos de los que le brindaron los datos en realidad eran agresores sexuales, presos, proxenetas, ladrones o prostitutos, así como cientos de activistas homosexuales que se ofrecieron a ser entrevistados. Por contra, y esta es una de las críticas más contundentes a su trabajo, Kinsey excluyó a heterosexuales o a muchos entrevistados que no querían posicionarse sexualmente los consideró «homosexuales ocultos», incluyéndoles en el porcentaje. A pesar de este garrafal error de diseño muestral, el «Informe Kinsey» es considerado una de las biblias del Orgullo Gay.
Afirmar que un 47% de la población es homosexual atenta contra la experiencia cotidiana. Por eso, los lobbies homosexuales suelen rebajar la cifra en sus estudios e informes. Uno de los primeros activistas norteamericanos por los “Derechos civiles de los homosexuales”, Harry Hay, propuso la cifra del 10% de homosexuales entre la población. Este dato carece de todo fundamento sociológico y no lo respalda ningún trabajo científico. Era una cifra redonda que fue circulando a través del amplio aparato propagandístico de los lobbies. Hoy se ha hecho de esta cifra una «verdad» sociológica.
Por contra, las investigaciones sociológicas más fiables nos indican que en Estados Unidos el número de homosexuales rondaría entre el 1 y el 3%. El estudio más completo que avala estas cifras es el de Richard G. Howe, Homosexuality in America: Exposing the Myths (Homosexualidad en América: exponiendo los Mitos). Los estudios sociológicos que se llevan a cabo en Europa sobre tendencias y prácticas sexuales, desvelan que entre un 1% y un 5% de los encuestados reconocen haber tenido alguna experiencia homosexual. Este ítem debe ser analizado con cuidado, pues haber tenido una experiencia homosexual no implica un reconocimiento de la homosexualidad. En una sociedad donde buena parte de las prácticas sexuales han quedado «desculpabilizadas» legal y moralmente, reconocen prácticas homosexuales aquellos que hoy se les denomina «bisexuales».
El mundo de la sexualidad está repleto de mitologías revestidas de estadísticas, estudios e informes. Se nos antoja que algún día habrá que continuar la Historia de la sexualidad ahí donde la dejó Foucault, pues las transformaciones sexuales -en el orden teórico y práctico- en los últimos 30 años han sido notables. Hoy en día lo que hasta entonces era un concepto relativamente sencillo, sexo, se ha tornado oscuro, complejo y difuso. Empezamos a sospechar que la sexualidad ya no es sexualidad. ¿Entonces, qué será?