Ya es vox populi: este gobierno, por llamarlo de alguna manera, ha eliminado a las generaciones de españoles que le molestaban. A las que levantaron el país después de la guerra en España, a la que siguió una guerra en Europa y en el mundo entero. A quienes han trabajado con fuerzas sobrehumanas para hacer frente a la adversidad en una situación de bloqueo internacional en toda regla. Todos esos ancianos y enfermos, esas personas vulnerables, como decimos ahora en plena pandemia, contra los que los nuevos tiranos han dirigido muchas veces ya su gesto amenazador, han sido manifiestamente abandonados a su suerte en el momento del peligro. Para estos aprendices de brujo, la epidemia ha sido una ocasión diabólicamente providencial. No ha hecho falta siquiera aprobar formalmente la ley de la eutanasia para eliminarlos, porque son una rémora, más bien un valladar, un obstáculo, contra los delirios prometeicos y ucrónicos de los líderes en boga.
El principal vínculo vital que teníamos con la España histórica, con la España real, no ideológica ni oficial, ha sido extirpado violentamente por los gerifaltes encaramados hoy al poder. Los nuevos tiranos pueden ejercer un dominio cada vez más omnímodo sobre una sociedad de víctimas de la LOGSE y sus derivadas sucesivas, que desde un punto de vista económico y laboral es cada vez más dependiente del subsidio público. Sobre educación un último apunte, mientras la OCDE pide más matemáticas y las universidades se lamentan una y otra vez del ínfimo nivel con el que llegan los nuevos alumnos, la nueva ley de educación elimina las matemáticas como materia obligatoria… en los bachilleratos de ciencias.
Cedo la palabra a Manuel González Barón, jefe – jubilado – del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario “La Paz” de Madrid, director honorario de la cátedra de Oncología y Medicina Paliativa de la Universidad Autónoma de Madrid:
“Hace dos días fue el día dedicado a los enfermeros y enfermeras pero estamos en unos días tristes desde hace más de dos meses por la ingente cantidad de muertos. Esto es la historia del mayor fracaso de un gobierno de todos los tiempos en nuestro país y sobre todo por la gravísima irresponsabilidad de este gobierno que tenemos sin nombrar el Drama económico que nos está inundando y lo que nos espera. Por la inacción, por la falta de predicción, por la negación de la epidemia motivada por una ideología que ha llevado a la sanidad española al límite.
El 30 de enero la OMS declaró emergencia sanitaria la epidemia, sin embargo aquí negaron tanto la epidemia en cuestión como la magnitud de lo que nos iba caer encima. El 14 de febrero la misma OMS advirtió que todos los países tenían la obligación de valorar el riesgo antes, durante y después de cualquier manifestación o concentración de público y sin embargo España permitió que se manifestaron 600.000 personas en 480 manifestaciones en todo el país el día 8 de marzo. La contagiosidad entonces era de cinco es decir por cada contagiado se contagiarían cinco y así sucesivamente.
El estudio de la FDA – Food and Drugs Administration – afirma que si se hubieran adelantado en ocho días sobre esas fechas nos hubiéramos ahorrado unos 17.000 muertos La alarma declarada el día 14 dio lugar al desbordamiento y cuántos muertos se han producido por esto, de interrogante oficialmente: casi 27.000 extraoficialmente por cálculo sobre todo del registro civil y estadísticamente se puede decir que han muerto casi 30.000 más, es decir hemos llegado a una cifra cercana a los 60.000. Médicos, enfermeras y auxiliares, se calcula que han fallecido unos 60 de entre unos 25.000 afectados sanitarios, médicos algo más de 43, enfermeros y enfermeras siete u ocho pero, ¿y de los sacerdotes que han muerto en el ejercicio de su labor pastoral de los que nadie habla, pues se calcula que han sido unos 80 a 100 casos? Todo esto producido por la desobediencia y, en alto grado, por la improvisación, ineptitud, ocultamiento, contradicciones pero, sobre todo, no quiero pensar que haya sido por la mala fe para llegar sin trabas a la fecha del 8 de marzo guiados por una ideología.
No quiero pensar en los ancianos de las residencias sobre todo. Las residencias no son hospitales sino hogares, no están medicalizadas, hay si acaso algún médico y algunas pocas enfermeras para cuidar cientos de ancianos. Algún día cuando todo esto acabe tendremos que plantearnos la medicalización de las residencias con personal médico, enfermeros y auxiliares para atender a cientos de residentes allí instalados Se ha calculado, sin hacer estudios estadísticos sanitarios, unos 18.000 ancianos fallecidos sin medicación oportuna e indignantemente, sin discriminar si había «limitación del esfuerzo terapéutico» del paciente, sino simplemente por la edad y se limitaban a administrar morfina, fármaco que deprime claramente el centro respiratorio con lo cual «el éxito» estaba manifiestamente asegurado. Y yo me pregunto, ¿estamos ante un caso de eutanasia masiva y colectiva previa a la ley que pretende sacar el actual gobierno en próximos días y que ya está admitida a trámite para su aprobación en las cortes? Hasta ahí quieren llevar tal indignidad. ¿Estamos ante una aplicación práctica de «una medicina progresista»?
El desarrollo de una sociedad seria, avanzada y coherente con la civilización actual moderna y occidental es el modo y manera que cuidan a los enfermos ancianos y discapacitados. Lo otro es puro nazismo ya sea negro o rojo. Con cruz gamada o con hoz y martillo.
Si calculan que mientras estas cifras se estaban produciendo bajo el mando único y bajo la responsabilidad de la vicepresidencia segunda del gobierno, existían en la red de hospitales privada unas 2200 camas de UCI libres, sin ocupar ¿dónde están los responsables de este desafuero? No podemos olvidar que «el respeto por la persona es el camino para un mundo mejor»”.
En Aragón, desaparece del gobierno autonómico una consejera de Sanidad y entra otra nueva. Su curriculum: una estrella de la Sociedad Aragonesa de Contracepción, invitada habitual de los laboratorios que hacen su negocio en este sórdido «nicho de mercado». Aparte de esto, es la consorte de un destacado preboste socialista. Más de lo mismo, o como diría el mejor Marx, “más madera”, para alimentar la hoguera que arrase lo que queda de humanidad en nuestra desdichada tierra.