José Luis Ábalos Meco no es santo de mi devoción, incluso estamos enfrentados en los Tribunales, por su supuesto derecho al honor, pero sí respeto sus derechos fundamentales a la vida, y a la presunción de inocencia, como corresponde en un Estado de Derecho.

Y aunque reconozco que su ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza, es una decisión justa y proporcional, ante el evidente riesgo de fuga que existía, y para asegurar su comparecencia a los juicios a los que deberá asistir, como acusado, me preocupa, y mucho, su estancia en prisión, donde uno está muchas horas diarias a merced de otros presos…

No dudo de los funcionarios de prisiones, y estoy seguro de que tendrán una vigilancia especial sobre él, pero todos sabemos cómo actúan las organizaciones delictivas, y lo fácil que es “suicidar” a un interno en prisión.

Tampoco dudo de las posibles visitas no registradas, de determinadas personas, que puedan coaccionarle, amenazarle y amedrentarle, con el posible procesamiento e ingreso en prisión de dos de sus hijos, como mínimo, aquellos que presuntamente son sus testaferros, etc.

Creo que Ábalos se ha equivocado al no querer tirar de la manta, y decidir comerse el marrón él solo, o conjuntamente con Koldo García, pero Koldo es más joven, más fuerte físicamente, y parece un hombre duro, como corresponde a un portero de puticlub, acostumbrado a bregar con borrachos, drogados y gentuza en general.

En mi anterior artículo, “Comerse el marrón”, ya decía que Ábalos se enfrentaba a un momento crucial de su vida, y parece que ha tomado la decisión equivocada.

Y creo que se sigue equivocando -y me atrevo a aconsejarle, gratuitamente, por supuesto-, cuando se prodiga en declaraciones en los medios, pero luego, en el Tribunal Supremo, de repente enmudece, y sufre amnesia total.

Lo que no está en el proceso, no está en el mundo, como dice el viejo aforismo romano, y parece ser que Ábalos, que cursó estudios de Derecho en la Universidad de Valencia (aunque no llegó a titularse), este concepto jurídico no lo tiene claro.

Más bien parece que sus declaraciones son un “aviso para navegantes”, entendiendo por navegantes, principalmente, a Begoña Gómez y Pedro Sánchez… O una petición de auxilio, avisando de una forma velada de que “podría tirar de la manta”.

En fin, como decía doña Concepción Arenal, y por mi condición de católico, “Odia el delito y compadece al delincuente”, en este caso presunto, repito, pues aún no ha sido condenado.

Desde luego yo, si viviera en la Moncloa, de inquilino, o más bien de okupa, como Pedro y Begoña, unidos por el amor al dinero, no estaría muy tranquilo…

Ábalos puede hundir a Pedro Sánchez, y si se decidiera a cantar, debería disfrutar de la condición de testigo protegido, y me atrevo a pensar que de una prisión atenuada, en su propio domicilio, y con protección policial (preferiblemente de la guardia civil), las 24 horas del día, hasta la celebración del juicio o juicios.

 

Ramiro Grau Morancho

Académico, jurista y escritor

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Ramiro Grau Morancho