No me refiero a la merecida condena al fiscal general del régimen comunista sanchista, sino a la actuación de un nutrido grupo de ¿fiscales?, aplaudiendo al presunto delincuente (ahora, ya delincuente), en días pasados, como si fuera una estrella del rock.
Por supuesto, siempre he pensado, como decía doña Concepción Arenal, que hay que perseguir al delito, y compadecer al criminal, aunque en algunos casos es francamente difícil.
Y este es uno de esos casos, en que un alto servidor público ha preferido servir de alfombra roja de aquella persona a la que le debe el cargo, Pedro Sánchez.
Como ex miembro de la profesión fiscal, me produjo vergüenza ajena los comentarios jocosos, fuera de lugar, de algunas ¿fiscales? en el acto del juicio, riéndose de las declaraciones de todo un ilustre Teniente Coronel de la UCO, de la Guardia Civil y, por consiguiente, de ese Benemérito Cuerpo, que se está dejando la piel persiguiendo a los delincuentes con mando en plaza.
¿De verdad estas verduleras son conscientes de que, por imperativo constitución, ex art. 124 de la Constitución, los fiscales deben actuar siempre con legalidad e imparcialidad, en defensa de “los derechos de los ciudadanos y del interés público tutelado por la ley”…?
Parece que lo único que han entendido es el principio de dependencia jerárquica, como si fueran el ejército togado de un caudillo bananero, llamado Pedro Sánchez.
Faltando al respeto al Tribunal Supremo, que “es el órgano jurisdiccional superior en todos los órdenes…”, tal y como dice el art. 123 de la Constitución.
Luego nos hemos enterado de que tanto esos aplausos, como esas manifestaciones desabridas de algunos fiscales, fueron debidamente orquestados por el ahora delincuente, a quien le deben la canonjía correspondiente, pues en la fiscalía actual, hay ya más caciques que indios, es decir, jefes que fiscales de a pie…
Solo puedo decir ¡que Dios nos libre de caer en manos de semejantes “fiscales”!
Ramiro Grau Morancho
Académico, jurista y escritor
