Estos días atrás se produjo una catástrofe por avenidas torrenciales de agua que se llevaron todo lo que encontraban a su paso, incluyendo vidas humanas. Podríamos dudar de la eficacia, cuando no de la carencia de medidas de prevención, ante el anuncio de los meteorólogos de que llegaba un fenómeno de lluvias y tormentas de alta intensidad. En algún punto de la geografía valenciana el resultado ha sido minorizado en vidas y efectos precisamente por haber adoptado decisiones previamente y haber advertido al vecindario de que evitaran exponerse a ser arrastrados por el agua si iban a salvar su vehículo o escapar de la riada.

Pero lo que cabe preguntarse es cuál hubiera sido el resultado de no haber  derribado presas, tal como anunció el Gobierno en el año 2021; y a tal efecto  cito lo que refleja el diario La Gaceta, con el siguiente titular: “El Gobierno de Sánchez anunció que destinaría 2.500 millones de euros hasta 2030 para el derribo de presas” y este otro: “España lideró la eliminación  de barreras fluviales en Europa con 108 estructuras retiradas en 2021”.

El mismo subtítulo que contiene el sintagma “de barreras fluviales” lo dice todo.

Otro titular del mismo medio esboza el problema: “España lidera la Unión Europea de la demolición de presas con más de 500 en los últimos veinte años”.

Evidentemente yo no soy un especialista en el tema, pero es “vox populi” que se han derribado estructuras de contención a tutiplén sin otro argumento que el de recuperar el cauce biológico de los ríos y eso mientras que se prohíbe el saneamiento de esos cauces, lo que produce un efecto de retención del tránsito fluvial hasta que el agua presiona con el mismo resultado del tapón de una botella de champán cuando es liberado y sale a presión el contenido, con lo que el flujo de la corriente produce una liberación del líquido elemento con una fuerza incontenible.

Unos dicen que se han derruido presas y ·Newtral de forma ansiosa e insistente dice que no.

No sé la realidad, lo que sí presupongo es que si en las cabeceras de los barrancos se construyeran estructuras de retención del agua y de embalsamiento para utilizar ese elemento para el riego o para abastecer a la población, las riadas no se producirían como lo han hecho estos días y por mucha lluvia torrencial que se produjera no habrían efectos tan demoledores como los sucedidos.

Los técnicos en la materia se tendrían que pronunciar al respecto para dar luz sobre esta realidad y clarificar este asunto para el futuro de tal manera que los responsables correspondientes evitaran en lo sucesivo que volviera a suceder la calamidad que los valencianos han sufrido estos días con miles de millones de pérdidas, desaparecidos por decenas y una gran cantidad de muertos que han sido arrastrados por corrientes de agua incontenibles.

Y mientras tanto el presidente del Gobierno desaparecido de la escena y el Congreso de los diputados dando un espectáculo deplorable manteniendo una sesión donde nada hace considerar que los puntos tratados fueran de tal urgencia que impidieran suspender el Pleno declarando una jornada de luto nacional. Y de eso la principal culpable es su presidenta, la señora Armengol, ya tocada en su prestigio por la presunción de corrupción, bastante reiterada en los supuestos publicados por medios de comunicación cuando fue la mandataria más relevante de la Comunidad de Baleares.

Esta clase política me parece cada vez más ruin y despojada de toda consideración moral y sensible con el dolor de los ciudadanos que representan. Pero la izquierda de este país ya llega a extremos de pestilencia.

 

Ernesto Ladrón de Guevara

Ernesto Ladrón de Guevara