Más de un millón de moros pululan por nuestras calles, y digo pululan, pues la mayoría no trabajan.

¿Para qué, si en España se da ayudas sociales a todo el mundo, legales, ilegales y medio pensionistas…?

Las pateras no paran de llegar, y las cesiones, en realidad bajada de pantalones, de Pedro Sánchez ante el sátrapa marroquí (él  sabrá porqué), lo único que han producido es un gran incremento de la llegada de menas, menores no acompañadas marroquíes, personas en edad de guerrear, y de luchar desde dentro de España, etc.

Cuando salgo de mi casa, a tomar café, ojear la prensa de papel (hace años que no compro un diario), y pasear –quién mueve las piernas, mueve el corazón-, me encuentro con infinidad de extranjeras, jóvenes, camino de los colegios públicos, todas con cuatro o  cinco niños.

No sé si son todos suyos, o de alguna vecina, amiga, etc., pero por cada niño español que veo, observo a media docena de negros, moros, hispanoamericanos, chinos, etc.

Es casi imposible encontrar una cafetería o bar regentado por españoles… Los chinos han inundado el sector, y, la verdad, no entro nunca en ellos, porque me dan una cierta prevención, ante la posible falta de medidas higiénicas, etc.

¿Soy racista…?

Pues si lo soy, me da exactamente igual, pues nunca he sido políticamente correcto, y siempre pienso lo que digo, y digo lo que pienso.

Y así me va en la vida.

Vivimos en una sociedad que se está suicidando colectivamente, y nos da igual.

Leo hoy en la prensa digital, que es la única que me parece creíble, y no toda, que muchos jubilados se están marchando, con sus pensiones y sus ahorros, camino de terceros países, hartos del coste de la vida, de la excesiva presión fiscal, que en realidad es extorsión fiscal, de la inseguridad jurídica, y no me extraña.

Yo mismo he pensado hacer lo mismo, y no lo descarto, en absoluto.

¡Lástima que Portugal haya suprimido las ventajas que daba para inmigrantes políticos, económicos y sociales!

Siento pena, y preocupación, por el futuro de nuestros hijos y nietos.

“Heredarán” una nación, suponiendo que siga existiendo, totalmente endeudada, en manos del judaísmo internacional, los usureros y la masonería, totalmente resquebrajada, etc., herencia que dudo admitan, ni siquiera a beneficio de inventario…

¡Que Dios se apiade de nosotros, de nuestra cobardía y pasotismo!

Qué gran verdad es que cada nación tiene el  gobierno que se merece.

 

Ramiro Grau Morancho

Académico, jurista y escritor

https://www.graueditores.com

Ramiro Grau Morancho