Esta mañana me levanto, a trancas y barrancas, que parezco robocop cuando empiezo el día.

Tomo unas nueces, con algún trozo de pan duro del día anterior, que es pecado tirar comida, y, en primer lugar, doy gracias a Dios por seguir vivo…

Bajo a la calle y entro en un bar cercano a tomar un café cortado con un churro, tirando la casa por la ventana, y como pretexto para ojear los varios diarios que reciben. (Hace ya años que no compro ninguno. Y alguna vez que he roto la costumbre, por algún viaje, desplazamiento al pueblo, etc., he sido incapaz de leerlos).

No me gusta que me intoxiquen y, encima, tener que pagar por ello.

Veo un anuncio a toda página, que se repite en los varios diarios, de una gorda muy gorda -¿Rodríguez Pam?-, encima de un pobre e indefenso chaval, al que no sé si se va a desayunar, literalmente, o qué.

¡Cuánto derroche y “generosidad” con los medios comprados, o por lo menos alquilados, con nuestro dinero, eso sí, que el suyo se lo guardan para el próximo invierno que les espera, y confío sea una glaciación, y un cambio climático!

¿Pero qué les pasa a estas taradas del Ministerio de Igualdad…?

¿Qué traumas tienen o arrastran, que hacen que sólo piensen en una sola cosa: en el sexo?

¿Por qué no se llaman Ministerio del Sexo…, que, al fin y al cabo, es lo único que les ocupa y preocupa?

Se elaborar bodrios, que ellas llaman  leyes, pues salen en el BOE, y son, por lo tanto, de obligado cumplimiento.

No se tramitan como proyectos de ley, dónde hay que oír a varios organismos técnicos, dónde hay grandes profesionales, de acreditada solvencia intelectual y jurídica –Consejo de Estado, Consejo General del Poder Judicial, Consejo Fiscal, etc.-, sino que se presentan como proposiciones de ley, de forma que se sortean todos esos –para ellas- “obstáculos”.

¡Y luego se quejan, caso de la ley del “sólo sí es sí”, de que nadie les advirtió, cuándo hay numerosos informes en contra!

Pero claro, no han tenido tiempo de leerlos o, si lo han hecho, no han entendido nada.

Están tan ocupadas en sus viajes en Falcon a Nueva York –la ignorancia también es exportable-, en leer sus horóscopos, en los cuernos que llevan, una parte de ellas, o en sus extraños compañeros y compañeras de cama, otras, que no tienen tiempo para trabajar.

Ni tiempo ni ganas…

Pero no voy a nombrar a ninguna de ellas. No vale la pena.

El culpable de esta situación es un hombre, y se llama Pedro Sánchez.

Él es quien nombra a los ministros, y quién puede cesarles, aunque en el caso de las ministras de Podemos, parece que están blindadas, pues cesarlas supone romper el acuerdo de coalición, que en este caso, ya empieza a ser de agresión mutua.

En fin, él verá lo que hace.

Como decía Felipe González, cuando le pedían el cese de Alfonso Guerra, dos por el precio de uno.

Y al final acabaron cayendo los dos.

Ahora González es dominicano, igual que Bono, el ex ministro, a salvo de posibles extradiciones.

Y, encima, la República Dominicana está llena de bellos chaperos y graciosas mulatas…

La Patria es lo primero, digo la pasta.

Propongo, pues, cambiar el rótulo del  ministerio, en el que los españoles y españolos tiramos a la basura casi seiscientos millones de euros anuales, a un nombre que exprese su realidad: MINISTERIO DEL SEXO.

 

Ramiro Grau Morancho

Académico, jurista y escritor

https://www.ramirograumorancho.com

Ramiro Grau Morancho