Tiene uno cierta afición a leer los comentarios de los lectores en distintos diarios digitales, ya que, cuando no se sienten coartadas por la corrección política, muchas personas dicen lo que piensan sin ambages. En uno de ellos se da el caso de varios comentarios que van en la misma línea: ¡Vox es la única solución! Lamentablemente, no se puede ser más ingenuo. Creer que Vox o cualquier otro partido pueden poner freno a los ataques islamistas, a estas alturas, es como creer que se puede taponar una hemorragia con una tirita. Esto va más allá de una mera cuestión política: es una cuestión de civilización y de mentalidad, y ningún partido va a solucionar esto pues ninguno ataca el mal de raíz.
Llevamos ya años sufriendo atentados. Y llevamos ya años viendo cómo los progres insisten en que no hay que demonizar al islam. ¡Ay, si fuera al revés! Hasta el secretario de la Confederación Episcopal Española, Francisco Magán García, ha salido rápidamente a declarar que «no podemos caer en el discurso fácil de demonizar a todo un colectivo, porque sería tomar el nombre de Dios en vano (…). Ciertamente, en la generalización se produce injusticia, es así. Pero la cuestión no es tanto ésa como qué lleva al señor Magán a hacer estas declaraciones con el cuerpo aún caliente del sacristán asesinado. La respuesta es, una vez más, la esclavitud de la corrección política. Al final acabaremos pidiendo perdón por ser cristianos. Tiempo al tiempo.
Y esperen, porque esto, lógicamente, volverá a suceder. Volverá a pasar porque somos esclavos de la maldita corrección política y nos da más miedo ser tachados de racistas y de islamófobos que la fuerza y el ímpetu que vienen de África. Volverá a pasar porque Occidente se ha vuelto individualista y egoísta, y nos da igual que todo se desmorone alrededor mientras nuestro metro cuadrado particular siga en pie; ya curaremos la mala conciencia con alguna donación solidaria. Volverá a pasar porque la gente se niega a ver la realidad. Se repetirá porque parte de la Iglesia ha perdido el norte y se dedica a hacer de ONG en vez de defender la Verdad. Se repetirá porque la gente pone abrigos y calcetines a los perros. Porque no queremos tener hijos. Porque la violencia no es igual de mala según quien la sufra. Porque Occidente se ha acomodado, se ha aburguesado y es débil. Porque somos unos cobardes. ¡Sí, unos cobardes! Volverá a pasar porque nuestros políticos felicitan el ramadán pero no la Navidad, sino las «fiestas». Porque izquierdistas y nacionalistas prefieren al moro invasor que a Cristo Redentor. Volverá a pasar porque los progres quieren subvertir el orden natural. Porque su mentalidad nos lleva al abismo. Porque hemos perdido el sentido de la trascendencia y todo lo que recibe valor es de este mundo, así que nadie quiere perderlo. Porque tenemos ecoansiedad. Porque somos lo que sentimos que somos y no lo que realmente somos. Volverá a pasar, en resumen, porque Occidente, como hemos dicho otras veces, ha apostatado. Y como no se puede vivir sin Dios, tranquilos, que vendrán de fuera a imponernos otro. El día que os deis cuenta vuestros hijos mirarán a la Meca y harán el ramadán. Entonces veréis que ni multiculturalidad ni nada. Eso son milongas.
El que quiera ver, que vea, y el que no, que no vea. Pero nuestros hijos, si quieren evitar este aciago destino, tendrán que aprender a pelear y a disparar. Sí, han leído bien: pelear y disparar. O lo pasarán mal. Pero mal de verdad.
¡VIVA CRISTO REY!
Lo Rondinaire