HACIENDO CORRER LA VOZ

Además de luchar contra la desinformación, era necesario explicar que se trataba de unas elecciones inmersas en un rápido proceso de cambio. Era fundamental que los votantes entendieran que, a pesar de lo que decía Trump, los votos por correo no eran susceptibles de fraude, y que sería normal que algunos estados no terminaran de contar los votos la noche de las elecciones. Dick Gephardt, el ex líder demócrata de la Cámara que se convirtió en un poderosísimo lobista, encabezó una coalición. “Queríamos poner en marcha a un grupo de ex funcionarios electos, vinculados realmente a uno y otro partido, secretarios de gabinete, líderes militares, etc., con el propósito principal de enviar mensajes al público, aunque también de modo particular a los funcionarios locales – los secretarios de estado, los fiscales generales, los gobernadores que estarían en el ojo del huracán-, para hacerles saber que queríamos ayudar ”, dice Gephardt, quien trabajó con sus contactos en el sector privado a fin de aportar 20 millones de dólares al esfuerzo.

Wamp, el ex congresista republicano, trabajó a través del grupo reformista no partidista Issue One para movilizar a los republicanos. “Pensamos que deberíamos aportar algún elemento bipartidista de unidad en torno a lo que constituyen unas elecciones libres y justas”, dice Wamp. Los 22 demócratas y 22 republicanos del Consejo Nacional de Integridad Electoral se reunieron a través de Zoom al menos una vez por semana. Publicaron anuncios en seis estados, hicieron declaraciones, escribieron artículos y alertaron a los funcionarios locales sobre posibles problemas. “Contamos con partidarios fanáticos de Trump que aceptaron colaborar con el Consejo, sobre la base de que se trataba de una iniciativa honesta”, dice Wamp. Esto será muy importante, les dijo, para “convencer” a los progresistas cuando Trump gane. “Cualquiera que sea el resultado, permaneceremos unidos”.

Voting Rights Lab e IntoAction crearon memes y gráficos específicos para cada estado, difundidos por correo electrónico, texto, Twitter, Facebook, Instagram y TikTok, instando a que se contara cada voto. En conjunto fueron visualizados más de mil millones de veces. El grupo de trabajo electoral de Protect Democracy emitió informes y celebró reuniones informativas para los medios de comunicación, con expertos de alto perfil procedentes de todo el espectro político, lo que dio lugar a una cobertura amplia y generalizada de posibles problemas electorales y una comprobación de los hechos a los que se referían las denuncias falsas de Trump. Las encuestas de seguimiento de la organización revelaron que se estaba escuchando el mensaje: el porcentaje de público que no esperaba conocer al ganador en la misma noche de las elecciones aumentó gradualmente, hasta que a fines de octubre superaba el 70%. La mayoría también creía que un recuento prolongado no era una señal de que hubiera problemas. “Sabíamos exactamente lo que Trump iba a hacer: iba a intentar utilizar el hecho de que los demócratas votaron por correo y los republicanos votaron en persona para que pareciera que iba por delante, reclamar la victoria, decir que los votos por correo eran fraudulentos y tratar de eliminarlos”, dice Bassin de Protect Democracy. Establecer las expectativas públicas con anticipación ayudó a socavar esas mentiras.

La alianza estratégica asumió una serie de resultados de investigación presentados por Shenker-Osorio en los Zooms organizados por Podhorzer. Los estudios han demostrado que cuando las personas no creen que su voto cuente o temen que emitirlo vaya a causarles únicamente molestias, es muy poco probable que se decidan a participar. A lo largo del período electoral, los miembros del grupo de Podhorzer minimizaron los incidentes de intimidación de votantes y reprimieron la creciente histeria progresista en torno a una esperada negativa de Trump a ceder. No querían amplificar las falsas acusaciones involucrándose en dar la batalla contra ellas, ni desanimar a la gente sugiriendo que el proceso electoral era en realidad un juego manipulado. “Cuando dices, «estas afirmaciones de fraude son falsas», lo que la gente escucha es «fraude»”, dice Shenker-Osorio. “Lo que vimos en nuestra investigación previa a las elecciones fue que cualquier cosa que reafirmara el poder de Trump o lo presentara como un autoritario reducía el deseo de votar de la gente”.

Mientras tanto, Podhorzer advirtió a todos los que conocía que las encuestas estaban subestimando el apoyo con que contaba realmente Trump. Los datos que compartió con las organizaciones de medios que convocarían las elecciones fueron “tremendamente útiles” para comprender lo que estaba sucediendo a medida que llegaban los votos, según un miembro de la unidad política de una importante red que habló con Podhorzer antes del día de las elecciones. La mayoría de los analistas habían reconocido que habría un “vuelco azul” en los campos de batalla clave (la oleada de votos que se desplazaría hacia el campo demócrata, impulsada por el recuento de papeletas enviadas por correo), pero no habían comprendido todavía que los resultados de Trump en el día de las elecciones serían mucho mejores de lo esperado. “Fue esencial poder documentar que tanto la incidencia del absentismo como la variabilidad por estado serían muy considerables”, dice el analista.

Javier Amo Prieto