NOTA ACLARATIVA: Generalmente conmemoramos en esta página a los santos según la fecha del santoral reconocida actualmente por la Iglesia pero debido a la extrema popularidad y devoción en España de San Fermín y sus fiestas, hacemos una excepción y lo conmemoramos hoy en su fiesta tradicional del 7 de Julio.

OBISPO y MÁRTIR.

PATRÓN de Pamplona, Picardía y Amiens, de los niños, los toneleros, los comerciantes y los panaderos.

PROTECTOR contra la fiebre, los calambres, reumatismo, hidropesía y temblores, y contra la sequía.

REFRANES:

Pide al Santo morenazo, que no te den un cornazo.
Por San Fermín, mocicas a la fiesta, abuelos a la siesta.
Se oyó en el cielo una jota, que hizo a San Fermín llorar; se la cantaba un navarro, que el encierro no verá.
¡Como quieres que yo cante y que temple mi guitarra, si es San Fermín y estoy lejos de la Capital Navarra!

Festividad: Vetus Ordo el 7 de Julio; Novus Ordo el 25 de Septiembre.

Elogio: En Amiens, en la Galia Bélgica, San Fermín, venerado como obispo y mártir.

Existen sobre este Fermín unas actas tardías (del siglo X) que detallan muchos aspectos de la vida del santo, incluyendo su pasión y muerte. Así que es muy posible que en las cuestiones fundamentales recojan una tradición firme.

Según esa tradición, Fermín era natural de Pamplona, en Navarra, España, perteneciente a una noble familia pagana del lugar. La predicación de Honesto y Honorato, discípulos del famoso San Saturnino de Toulouse, trajo la fe cristiana a Pamplona, y junto a ella, a la familia de Fermín, quien no sólo se bautizó, sino que fue nombrado obispo y enviado como misionero a las Galias. Allí evangeliza Agen, Auvernia, Anjou, Beauvais, para detenerse finalmente en Amiens. En Amiens recibe el martirio, y es enterrado por un piadoso senador, cuyo hijo, también llamado Fermín, es ordenado como sucesor, y erige una iglesia en honor de San Fermín.

La lista de obispos de Amiens registra estos dos Fermines, el primero como mártir y el segundo como confesor, aunque se basa en datos muy poco seguros, y es posible que los dos sean en realidad el mismo, el que celebramos hoy. De hecho el Martirologio actual ha eliminado la inscripción del segundo, que figuraba el 1 de septiembre.

De todo esto lo que queda como segura es la vinculación de San Fermín con Navarra como patria de origen, y de Amiens como sitio martirial, donde pudo haber sido un destacado obispo misionero, sin ser necesariamente el obispo fundador de la sede, que parece haber sido Eulogio, en el siglo IV. Es imposible saber, con los datos disponibles, cuándo vivió y recibió el martirio San Fermín; las diversas tradiciones lo ubican entre mediados del siglo III y comienzos del IV.

Este es el Fermín cuyo culto se extendió por Navarra, y dio lugar a los «Sanfermines» del mes de julio. Hay un primer documento de la veneración del santo en Pamplona en 1186, cuando el obispo Pedro II recibe solemnemente de parte del obispo de Amiens las reliquias de San Fermín, establece la solemnidad litúrgica, y dota un convento de canónigos en honor del santo. Estas reliquias, guardadas en un relicario de algunos siglos más tarde, son las que se veneran actualmente en la iglesia de San Lorenzo, en Pamplona.

La fecha de celebración fue al principio el 10 de octubre; sin embargo, quizás por mezcla con la historia del patrono principal de Pamplona, San Saturnino, que murió arrastrado por un toro, se comenzó a asociar el culto a San Fermín con los toros. Pero la fecha de octubre quedaba fuera de los toros, y así en 1590, el obispo Bernardo de Sandoval concede el traslado de la parte profana de la fiesta (es decir, el encierro de toros) al 7 de julio, dejando a salvo la festividad litúrgica en su fecha propia. Se escoge esa fecha no por ninguna relación con la vida del santo, sino por  «illud tempus esse magis commodum» («por ser este tiempo más cómodo») para la fiesta.

Oración:

Glorioso mártir San Fermín, por el gran amor que has tenido a Jesús y a María, alcánzanos la gloria de conocer, amar y servir a Dios como tú lo hiciste.

Por la singular limpieza de corazón y alma con que viviste, enséñanos a huir de todo pecado.

Por la confianza que tuviste en Dios, enséñanos a aceptar siempre su voluntad.

Por tu dichosa muerte, alcánzanos la gracia de vivir y morir cristianamente amando la cruz hasta el final.

Oh Dios, que nos has dado en el glorioso mártir San Fermín, un insigne defensor de la Fe Católica, concédenos la gracia de predicar el Evangelio como él hizo, llevando una vida intachable, humilde, de acuerdo con el mensaje de la fe y amor que anunciamos.

Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

San Fermín, ¡ruega por nosotros! 

R.V.