La República de Weimar también fue genocida
Los legisladores de la República de Weimar aceptaron los argumentos de la degeneración racial. En enero de 1920 fue aprobada en el Parlamento democrático la Ley de asesoramiento matrimonial. En todas las oficinas gubernamentales encargadas de conceder las licencias matrimoniales se repartían folletos en los que se avisaba sobre los peligros de las enfermedades hereditarias, la debilidad mental y las enfermedades mentales. La ley, además, exigía el examen prematrimonial obligatorio. El médico podía desaconsejar el matrimonio. Se establecía así un claro precedente en el que se asumía la primacía de la salud del “Wolk” (el Pueblo) sobre la persona.
También en 1920 se inicia en Alemania un debate sobre la conveniencia de eliminar a los pacientes que se consideren indignos de vivir. El motivo de este debate es la publicación de The Release and Destrucction of Lives Devoid of Value de Karl Binding y Alfred Hoche. Cuatro años antes de que Hitler escribiera su Mein Kampf, estos profesores universitarios defendían que el Estado debía autorizar el asesinato de los “devaluados”. Hoche era profesor de psiquiatría en la Universidad de Friburgo y Binding era profesor de jurisprudencia de la Universidad de Leipzig. Éste último defendía que aunque se cometieran errores de juicio o diagnóstico, a la hora de decidir a qué enfermo se debía matar, había que aceptarlo como un “mal menor”.
La crisis de la República de Weimar, la extensión de la pobreza y la carencia de ayudas de la Administración a los enfermos e incapacitados, permitió que las ideas eugenésicas fueran vistas con simpatía. En 1923, el delegado médico gubernamental del distrito de Zwickan (Sajonia) se convirtió en uno de los máximos defensores de la esterilización eugenésica de los “no aptos para la reproducción”. Bajo este concepto se incluían sordomudos, ciegos, locos, madres solteras y delincuentes. En una carta al ministro del Interior le solicitaba que se promulgara una ley de esterilización eugenésica. El argumento era que en los Estados Unidos ya se había implantado desde hace tiempo. El Gobierno alemán se puso en contacto con su embajada en Washington para investigar si eso era así. El informe remitido por la embajada constataba que la eugenesia se aplicaba en 24 de los Estados useños.
El Nacionalsocialismo pudo aprobar nuevas leyes eugenésicas y aplicar la eutanasia en la medida que el cuerpo legislativo de Weimar ya había abonado el terreno. El ambiente social en toda Alemania lo permitía y -sobre todo- la comunidad científica alemana -y buena parte de la internacional- daba su visto bueno. En 1931, dos años antes de la llegada de Hitler al poder, la revista Archivos de Biología Racial y Social defendía a Hitler como el único líder político capaz de solucionar el problema de higiene racial.