Estados Unidos: una “democracia racial”

Las tesis spenceristas y las propuestas “científicas” de Galton tuvieron un impresionante acogimiento en Estados Unidos. Al morir Galton en 1911, el movimiento eugenésico había arraigado con fuerza al otro lado del Atlántico. Uno de sus principales promotores fue John D. Rockefeller que financió, por ejemplo, la Oficina de Registro Eugenésico en Long Island. El objetivo de esta Oficina era fijar las “líneas de sangre más eficaces de América”. Se desarrolló así una gran campaña a favor de la eugenesia en los mejores colegios y universidades de Estados Unidos, con el fin de demostrar que no todas las razas eran adecuadas para la constitución de la nación americana.

Este movimiento eugenésico se desarrolló a principios del siglo XX coincidiendo con la llegada de oleadas de inmigrantes europeos. De hecho, los primeros Test de Inteligencia en Estados Unidos se elaboraron con la intención de filtrar la inmigración y permitir sólo la entrada de aquellas razas “más inteligentes”. Uno de los psicólogos más famosos de Estados Unidos, H.H. Goddard, realizó investigaciones entre inmigrantes con el fin de demostrar que los judíos, húngaros, italianos y rusos eran “débiles mentales”. El establecimiento de cuotas de inmigrantes según países (identificados con razas) tenía como objetivo mantener una nación “racialmente pura”. Por aquel tiempo, aparecieron obras como The Passing of Great Race (1916) de Madison Grant o The Rising Tide of Color (1920) de Lathrop Stoddard. En 1940 Stoddard, director de la Liga Americana Pro Control de la Natalidad, todavía escribía un libro en el que manifestaba su admiración por la limpieza racial practicada por los nazis y abogaba por la consecución científica de una “super-raza”. Estas investigaciones y literatura científica, publicadas en la “democracia más vieja de Occidente”, sacarían los colores a cualquier demócrata actual. En 1921 el Gobierno norteamericano, influido por ese ambiente “científico”, aprobó el Acta de Inmigración que impuso cuotas para limitar la inmigración extranjera según razas.

Psicólogos como Edward Ross o William McDougall escribieron obras apoyando la eugenesia y la restricción racial de la inmigración. Este ambiente racial fue tan fuerte que en los años 30 se denegó la entrada a muchísimos judíos perseguidos en la Alemania nazi, pues ya se habían cubierto las cuotas de inmigración. Los vencedores de la Segunda Guerra Mundial no nos suelen recordar estos hechos. Como tampoco se suele decir que las leyes de segregación racial en Estados Unidos fueron abolidas muy tardíamente. Concretamente, en el Ejército norteamericano, las primeras derogaciones se produjeron en 1948. Así, se dio la paradójica situación en la que el Ejército norteamericano libró a Europa de Hitler aplicando él mismo leyes de segregación racial. Durante la contienda los batallones norteamericanos de soldados blancos nunca se mezclaron con batallones de soldados negros. De hecho, blancos y negros no podían dormir bajo el mismo techo ni comer juntos. El Ejército norteamericano ya había sido estudiado años antes por el psicólogo eugenista Carl Brigham, de la Universidad de Princeton, en su obra A Study of American Intelligence (1923). En este estudio se intentaba demostrar que los soldados procedentes de familias inmigrantes polacas, italianas y rusas, eran “casi tan poco inteligentes como los soldados negros”.

En Estados Unidos esta mentalidad racial y eugenésica había dado lugar, unas décadas antes, a la lucha “legal” contra los menos capacitados. En 1898, en Michigan, se aprobaba un decreto de esterilización eugenésica. Ese mismo año se castraron “terapéuticamente” a 26 niños. En 1904 la Fundación Carnegie financiaba un laboratorio para investigar métodos de detección del “plasma germinal defectuoso”, a fin de preparar políticas eugenésicas. En 1905 el Estado de Pensilvania aprobó el Acta para la Prevención de la Idiotez. En esta ley se contemplaba un artículo que permitía la esterilización. Entre 1909 y 1928 fueron 21 Estados los que aprobaron leyes eugenésicas con la intención de “prevenir la procreación” de “asexuados, criminales, idiotas, débiles mentales, pervertidos sexuales, sifilíticos, epilépticos o degenerados”. En 1914 se celebró en Estados Unidos la Primera Conferencia Nacional para el Mejoramiento de la Raza. Entre las conclusiones se urgía a extender las políticas eugenésicas. Se calcula que en el primer tercio del siglo XX decenas de miles de norteamericanos catalogados como “inferiores” fueron esterilizados.

Todo este ambiente pervivió durante mucho tiempo. En los años 60, el que fuera presidente de la Asociación Psicológica Americana, Henry E. Garret, publicaba folletos con títulos tan significativos como La degeneración de la herencia. En estos panfletos se afirmaba que “la raza negra sufre un retraso de 200.000 años respecto a la raza blanca” y se abogaba por mantener las prohibiciones de matrimonios interraciales. Sólo dar un vistazo a las leyes matrimoniales de los diferentes Estados norteamericanos, muchas de ellas vigentes hasta los años 60, nos ayudaría a entender lo arraigada que estaba la idea de una “comunidad racial”. Lo más frecuente en estas leyes era las prohibiciones matrimoniales entre diferentes razas.

Javier Barraycoa