Ayer domingo 19 de abril, la edición digital del heraldo de Aragón nos “alegraba” el día con el siguiente titular: “La DGA cierra las redes sociales de las residencias públicas. El Ejecutivo busca proteger la privacidad de los internos y garantizar la protección de datos”.

Tal y como detalla el artículo, el Ejecutivo dirigirá y centralizará la información a través de los perfiles del IASS para evitar problemas de seguridad y garantizar la protección  de datos de los usuarios. Según La Consejera de Asuntos Sociales, María Victoria Broto, se han detectado ‘”trolls” (usuarios que buscan provocar u ofender) que utilizaban estas páginas para hacer comentarios malintencionados o propagar bulos.

Algunos ejemplos del malestar y desconcierto causado por esta decisión, relata la noticia, se encuentran en  el personal de la residencia de la localidad de Javalambre  o en fuentes sindicales de la residencia de la ciudad de Teruel, que consideran esta anulación de las redes sociales como incomprensible, generando más alarma en lugar de amortiguarla.

Tal y como se puede deducir, desde la D.G.A. han cerrado los perfiles en redes sociales para censurar y que no sepamos lo que ocurre, además de la vergüenza del abandono al que están sometiendo tanto a residentes como trabajadores.

Hay que controlar la información cueste lo que cueste, la eterna y enfermiza obsesión de la izquierda. Está claro que a la casta que representa este gobierno no le interesa que se sepa su incompetencia a la hora de gestionar esta crisis, los muertos no cuentan lo importante para ellos es controlar la información y adoctrinar al ciudadano, todo ello muy propio del régimen social-comunista que estamos padeciendo.

El trato que se está otorgando a nuestros mayores en esta pandemia por parte de este gobierno está siendo triste y lamentable, por no decir ruin y mezquino. Y es que esta generación que se sacrificó en su juventud levantó la España de hoy, y ahora les hacemos esto. Si este es el ejemplo que estamos dando a nuestros hijos, ya sabemos el futuro que nos espera.

El que siembra recoge.

Vicente Alba