Introdúcete en el laberíntico espíritu de los delincuentes de cuello blanco

 

A principios de la década de 2000, el FBI estimó que los costos financieros anuales de los delitos de cuello blanco para las empresas eran de más de 300.000 millones de dólares (Legal Information Institute, 2002).

Otros investigadores (Niehoff, 2003; Schnatterly, 2003; Thomas y Gibson, 2003) los estimaban en 600.000 millones de dólares.

La delincuencia de cuello blanco se ha convertido en una verdadera amenaza para el gobierno corporativo, tanto para su desempeño como para la credibilidad de sus directivos, es por lo tanto un tema esencial de estudio, analizado con sumo interés en América del Norte.

Los estudios dirigidos a explicar su perpetración se pueden agrupar en dos categorías causales principales: la contingencia, es decir, factores de coyuntura y de contexto que condicionan al individuo a violar las reglas sociales vigentes y la propia personalidad del criminal.

Si bien los estudios sobre la contingencia han demostrado ser estadísticamente no concluyentes, los estudios sobre la personalidad criminal ofrecen vías serias para comprender el fenómeno, así como para su manejo y prevención.

Existe una fuerte correlación entre el tipo de trastorno narcisista de la personalidad y la perpetración de delitos de cuello blanco (Bickle, Schlegel, Fassebender y Klein, 2006)

El diagnóstico implica al menos 5 de las siguientes 9 manifestaciones sintomáticas:

  1. un sentido grandioso de la propia importancia,
  2. una fijación en fantasías de éxito ilimitado, poder, esplendor, belleza o amor ideal,
  3. la creencia de que es especial y único y que solo las personas o las instituciones de alto nivel pueden entenderlo y apreciarlo,
  4. una necesidad excesiva de ser admirado,
  5. la certeza de merecer un trato especial que permita la satisfacción inmediata de los propios deseos,
  6. una propensión a explotar a los demás con el fin de lograr los propios fines,
  7. Falta de empatía hacia los demás (indiferencia hacia los sentimientos y necesidades de los demás)
  8. celos de los demás y la creencia de que los demás están celosos de él, y
  9. arrogancia y condescendencia en sus relaciones con los demás.

La profunda convicción del narcisista es que está por encima de la ley en virtud de su excepcional superioridad. Esta personalidad se caracteriza por la sobreestimación de las propias habilidades, la megalomanía y la dependencia excesiva de la propia intuición. Está habitada por fantasías de logros grandiosos cuya realización radica en la simple expresión de su inmenso talento (Debray y Nollet, 2009). Profundamente convencida de que nada puede igualar el poder de su incomparable genio natural, la personalidad narcisista no respeta el razonamiento racional basado en datos fácticos y convincentes (Dimaggio, Semerari, Falacone, Nicolò, Carcione y Procacci, 2002; Morf, Weir y Davidov, 2000). Por lo tanto, su sentido de superioridad (Kay, 2008) le invita decididamente a embarcarse inequívocamente en el camino de los excesos (Behary, 2008; Twenge y Campbell, 2009).

Todos estos son factores predisponentes para la comisión de delitos financieros de alto nivel. (Ouimet, 2017)

Con una marcada dimensión maquiavélica (cf. rasgo 6: propensión a explotar a los demás para lograr los propios fines), este perfil corresponde al del psicópata en su forma primaria, también denominado pervertido narcisista por los psicoanalistas, es decir, el perfil de personalidad más acosador (Hirigoyen, 2017).

 

José Francisco Rodríguez Queiruga

Presidente de la «Chambre de Commerce Latino-Américaine» en Francia

Antiguo Secretario General de la Federación Europea de Cámaras de Comercio Españolas en el Exterior

 

Nota del traductor: en España tenemos una personalidad que cumple todos los puntos descritos. Todo el mundo lo conoce como “Antonio” y ya no puede salir a la calle sin protección, es la persona más odiada del país.

 

Artículo redactado en francés por Stéphanie Roels

15 nov. 2024

José Francisco Rodríguez Queiruga