De la francmasoneria inglesa a Napoleón (I)
De la francmasoneria inglesa a Napoleón (II)
Causas de la caída del imperio español y origen de la agónica desintegración de la identidad hispánica
¿Cómo destruir la Hispanidad?, ¿Hispanoamérica o Latinoamérica? El gran debate
En cuantas ocasiones he podido escuchar este debate donde se intenta eliminar el concepto de hispanidad, y he podido observar cómo se enrevesaba en bizantinas discusiones que no conducían a nada, salvo – eso sí – a enfrentarnos y a dividirnos.
En realidad, este conflicto terminológico es un falso debate. El término Latinoamericano surgió, como podía haber surgido euro americano, lacio americano, greco americano o cualquier otro falso gentilicio, por intereses políticos de un competidor de España, en este caso Francia, cuando ésta reflexionaba de qué manera apropiarse una parte de los territorios de su enemigo secular. Lo había intentado en época de Napoleón, primero con una artera invasión, que dejó a España exhausta y sin medios de defensa y más tarde volvió a intentarlo, queriendo apropiarse México, pero con nefastos resultados para el país galo, lo que no le impidió hacerse con la Guyana y otras islas caribeñas, cuyo control colonial aún mantiene hoy en día.
Pero volviendo a lo esencial del debate, hemos de tener en cuenta que para los que se auto denominan latinoamericanos, la clave comportamental que los define es en realidad el rechazo visceral de lo hispano, de España, y no porque no les guste España, sino por lo que para ellos representa en su subconsciente colectivo, es decir, la dominación y la opresión, ideas alimentadas desde la leyenda negra.
Por ello, en la denominación de lo que en su tiempo fue España, cualquier término obtiene fácilmente aceptación, salvo hispanoamericano.
Respecto a esto último, observamos un cierto paralelismo de pensamiento cuando el exvicepresidente segundo del gobierno de España dice que él no puede decir España, que eso es más fuerte que él. En conclusión, para los que buscan una justificación al nombre: Latinoamericano o hispanoamericano, les aconsejo no buscar razones semánticas o etimológicas, no van por ahí los tiros y estas conversaciones siempre acaban en un callejón sin salida.
¿Qué hacer entonces?
La realidad es que Hispanidad e Hispanoamérica hacen referencia a la creación de una nueva cultura o civilización, fruto de la fusión de lo Hispano (donde también está Portugal, pues Hispania – como la denominaron los romanos – era toda la península) con lo Americano, cuyo nombre – para los que aún no lo sepan – viene del geógrafo italiano Américo Vespucio.
Esta nueva civilización, la hispanoamericana, no apareció por generación espontánea, se fue creando con las aportaciones de ambas poblaciones, poco a poco, y no solo por la lengua, sino también por la religión, por la filosofía, por la arquitectura y el urbanismo, por la forma de vivir y comprender la existencia, por su música y su arte, por sus universidades, por sus estructuras administrativas y jurídico políticas, por los nuevos aportes jurídicos en derechos del hombre y derechos sociales, por la gastronomía naciente, resultado de la fusión de los respectivos aportes alimenticios, por la farmacopea y la medicina renovadas, por su aceptación de pertenencia a un destino común participando en la construcción de esta nueva cultura hispanoamericana y en su defensa.
Por eso podemos decir que todos estos aportes y su fusión armónica, constituyen la identidad de la Hispanidad, creada por los propios pueblos hispanoamericanos, y cuando se celebra la hispanidad, se celebra todo lo anterior. De hecho, celebrar la latinidad o latinoamericanidad no refleja el Ser de estos pueblos y de esa cultura nueva, creada por ellos mismos, desde lo Hispánico, y aquí comprendemos que el término hispánico, no obedece a cuestiones etimológicas, es el reflejo de una cultura, de una filosofía de la vida y de un destino basado en su identidad.
Desposeer a la Hispanidad de su propia identidad es como lanzarla al pozo del olvido y hacerla desaparecer de la historia por negarse a sí misma.
Tengamos en consideración que los habitantes de la Guyana francesa son franceses y así se denominan, los de la Guyana holandesa son holandeses, el Jefe del Estado de los Canadienses es la Reina de Inglaterra y no se identifican en absoluto con la cultura hispánica ni con el concepto “latino”, aunque le cambiemos el nombre. Por eso reitero que borrar Hispanidad o Hispanoamérica de la historia es una manera de negarse a sí mismos, de no aceptar su propia naturaleza y, por ende, de levantar un muro infranqueable que impedirá que las generaciones futuras de hispanoamericanos puedan unirse o federarse y dar lo mejor de sí mismos.
Pero, me dirán algunos: ¿Por qué no Iberoamérica?
La expresión en sí, no me parece mal, no obstante, creo que es más justo decir Hispanoamérica, pues insisto en la cuestión cultural y filosófica como elementos determinantes, e Iberia hace más referencia al territorio que a la cultura, ni siquiera a la lengua. Cuando los Romanos dominaron la península Ibérica, había Iberos y Celtas, pero no una cultura ibérica unificada o armonizada. Cuando Colón llegó a América, lo hizo en nombre de la cultura hispánica, no de la ibérica, que no existía como tal. Por lo tanto, se comprende que por ejemplo Nueva España, se llamase así y no Nueva Iberia, a nadie se le hubiese ocurrido esta última denominación.
Esto explica claramente lo que dije al principio de la reflexión, el debate no es etimológico sino político, fundamentado en la Leyenda Negra que pretende borrar España e/o Hispania de su propia historia.
¿A alguien se le ha ocurrido borrar América o americanos, por el hecho de que dicho nombre se lo dio el italiano Américo Vespucio? A NADIE, ¿Por qué entonces tanta inquina al término Hispano?
Vuelvo a repetirlo, el debate no está en la semántica ni en las etimologías lingüísticas, se trata de un tema de civilización, de reconocimiento de su propia identidad histórica como hispanoamericanos y de geopolítica internacional.
Mientras los hispanoamericanos no sean capaces de reconocerse a sí mismos, en el actual contexto internacional, serán pasto de los lobos de la “City”.
Relacionado con aquella época en que Francia había invadido España, tenemos otro juicio sobre España que se añade a nuestra leyenda negra y que por supuesto es tan interesado como el de los franceses del mismo período.
Dicen que se trata de alguien que tenía una mirada externa, aunque emitía sus juicios desde dentro, pues se encontraba en campaña militar en España, luchando contra Napoleón para liberarnos del yugo del imperialismo franco. Se trata del General Wellington, que llegó a asegurar que “España es el único lugar del mundo donde 2 más 2, no suman 4” y que España es, por lo tanto, un imposible matemático. Algunas personas aún ven a Wellington y a los militares ingleses con una actitud desinteresada para ayudar a España a defenderse del francés. No pensarían lo mismo si supiesen, tal y como hemos explicado al principio, como los militares ingleses destrozaron en España todas las industrias que hacían competencia a la industria inglesa y que en su huida aplicaron la estrategia de tierra quemada, para después, desde Inglaterra, manipular como marionetas a los militares españoles que habrían de convertirse en los mal llamados “Libertadores” que arruinaron la riqueza y la paz de los territorios hispanoamericanos, facilitando el saqueo inglés de su propio país.
Continuará
José Francisco Rodriguez Queiruga
Economista, jurista y presidente de la Cámara de Comercio Latinoamericana en Francia
Ex secretario general de la Federación Europea de Cámaras de Comercio Españolas