Tomo Único. Cartas

 

Después de firmar una tesis doctoral, que no hizo, a base de cortar y pegar, hecha por los asesores de Miguel Sebastián, y dos libros escritos por la sin par Irene Lozano, es muy posible que Pedro Sánchez decida probar suerte como novelista, con un tomo único, titulado “cartas”.

Esas novelas en las que suele figurar al  principio del  texto: “Cualquier parecido con la realidad, es mera coincidencia”.

Tiene ya una edad, y a pesar del  botox y otras técnicas, su rostro ya no es el  mismo,  van asomando las canas y está, francamente, envejecido.

Le pasa lo mismo que al Rey, que a veces tiene un aspecto decrépito.

Pedro ha escrito tres cartas, hasta la fecha.

La primera creo que fue su declaración solemne de que “él está profundamente enamorado de su mujer”, y, la verdad, ese sentimiento debería reservarse para la esfera de lo íntimo, del matrimonio, pareja o lo que sea.

¿Si no reservamos nada para nuestra intimidad, que nos queda a salvo de las miradas ajenas, de los cotillas y maledicentes, que en España son millones…?

Luego escribió  una segunda misiva, diciendo que iba a seguir como Presidente del Gobierno (que es algo que ya sabíamos todos), pues este tipo no se va de la Moncloa ni con aceite hirviendo.

Y ahora dirige una nueva epístola, la tercera, al  muy digno magistrado don Juan Carlos Peinado, un señor de 70 años, con más de treinta de experiencia como juez instructor, dándole su interpretación del derecho aplicable a la declaración  como  testigo –en principio-, como si el juez no supiera derecho.

¡Y le “explica” la materia un dudoso doctor en economía!

Los juristas tenemos por norma no hablar de economía, y no sería pedir mucho que los economistas, verdaderos y falsos, pontificaran sólo sobre su materia, pero no sobre asuntos jurídicos, que desconocen, en general, y salvo excepciones.

Confío y espero que Sánchez se decida a publicar estas cartas, urbi et orbe, a las que debería añadir una cuarta y última: su carta de despedida y de petición de perdón a los españoles, por todas las tropelías cometidas durante estos seis años.

Todo ello sin perjuicio de que el poder judicial cumpla con sus deberes constitucionales, y haga con él lo que haya que hacer.

Y, por último, para darle un poco más de grosor al volumen, debería contar con un buen prólogo, para el que propongo a tres posibles colaboradores como redactores: Conde-Pumpido, García Ortiz o Carlos Barrabés.

Todo sea por la Patria, digo por la pasta.

 

Ramiro Grau Morancho

Académico, jurista y escritor

https://www.graueditores.com

Ramiro Grau Morancho