Dicen que el papel lo aguanta todo, y debe de ser verdad, a juzgar por las leyes que impulsa Pedro Sánchez, y su asistenta, la cajera de supermercado, en paro.
Ayer, 16 de febrero de 2023, fue un día triste para todo español con dos dedos de frente, o, simplemente, bien nacido, y educado correctamente.
Se aprobaron dos leyes, a cual peor: la ley del aborto, y la ley trans, fruto de esa fábrica de ingeniería social en que se ha convertido el gobierno actual.
Todos los diputados de la antigua PSOE, ahora partido sanchista, votaron a favor, menos una diputada que se abstuvo en una o las dos leyes, pues no lo recuerdo con certeza, pero que lo mismo da, pues el rebaño borreguil aplaudió hasta con las orejas, secundados por los separatistas catalanes y vascos, siempre listos para pescar en rio revuelto.
A ninguno le importan las consecuencias peligrosas, realmente criminales, de ambas leyes, pues ellos solo van a lo suyo, a imponer sus criterios, aunque estén equivocados, como Daniel Ortega y su mujer, en este caso Pedro Sánchez, y la chica de los recados, Irene Montero.
No les preocupan, absolutamente nada, los graves e irreparables perjuicios que se van a ocasionar a miles de menores, a los que se castrará, mutilará, o hijos que se asesinarán en el vientre de sus madres, encima menores de edad…
El Estatuto de los Trabajadores, por ejemplo, prohíbe el trabajo de los menores de 16 años, y los contratos de trabajo formulados entre los 16 a los 18 años, deben llevar la firma del padre o tutor del menor, como forma de completar su capacidad y consentimiento.
Asimismo, para cualquier actuación con consecuencias jurídicas, debe ser asistido por un adulto, tutor o padre/madre, que complete su capacidad.
Pero nada de esto importa para que una menor de edad pueda quitarse los pechos, porque se considera un tío, o un menor, repito, pueda amputarse el pene y los testículos, porque quiere ser una Lolita cualquiera…
¿Nos hemos vuelto locos, de repente, o estamos ante una criminal ingeniería social?
Esos diputados y diputadas, supongo que en la mayoría de los casos, tendrán hijos.
Solo espero que prueben, en su propia familia, las consecuencias nefastas de esta legislación, que serán leyes, pero nunca Derecho, pues repugnan al derecho natural, al sentido común y a la razón.
Y que los españoles les manifestemos nuestro desprecio y repulsa en las elecciones municipales, autonómicas y generales, que ya se aproximan…, a Dios gracias.
Ramiro Grau Morancho
Académico, jurista y escritor