Desde un tiempo a esta parte los grandes medios de comunicación nos machacan con insistencia de la voluntad de los que nos gobiernan de la necesidad de incorporar a nuestra alimentación ciertos insectos.
Se trata de salvar nuestro planeta en gravísimo peligro por el elevado consumo de carne, sobre todo la de los bóvidos.
Los ciudadanos, esos ingenuos que pretenden resolver sus problemas mediante la introducción de una papeleta mágica en una urna cada cierto tiempo y que confían en plenitud de conciencia de la moralidad de los gobernantes y de sus buenas intenciones, se ven sorprendidos en esa su buena fe por una Reglamentación procedente de la Unión Europea y, en concreto de su presidenta Úrsula Von der Layen, en la que introduce de matute una normativa que ni siquiera ha sido votada por el Parlamento Europeo. Ni falta que hace.
Se deciden aspectos trascendentes para nuestras vidas, las de nuestras familias y las de nuestros hijos que ponen en riesgo la salud.
Si la normativa se legaliza desde el pasado 24 de enero con nocturnidad porque esa era la razón principal, la de que comamos insectos sin saber que los estamos comiendo…
El enlace para comprobar lo que se nos viene encima lo tienen en:
http://data.europa.eu/eli/reg_impl/2023/5/oj
Se denomina “Reglamento de Ejecución” UE 2023/5 de fecha tres de enero de 2023 autorizando la incorporación a productos de alimentación de polvo del grillo doméstico parcialmente desgrasado y que modifica el anterior Reglamento UE 2017/2470.
NO piensen que este relato es de ciencia-ficción. Es la realidad dramática de una normativa aprobada a hurtadillas y sin que los grandes Medios de Comunicación nos hayan contado nada en absoluto.
Lo anterior descrito no es nada si bajamos al detalle de lo que ya desde hace pocos días es una realidad en los supermercados.
En concreto desde la fecha anterior las compañías alimentarias, grandes o pequeñas, disponen de la autorización normativa de incorporar en sus productos y preparaciones determinados insectos…
Si el hecho es grave por su ocultación al público, más grave aún es la posibilidad de que esas sociedades de alimentación puedan omitir en los etiquetados, las cantidades de insectos que contienen y, además que puedan silenciar la nomenclatura de los propios insectos…
Grave no solo porque en las estanterías de los supermercados en una lista inmensa de productos y preparados puedan incorporarse insectos, sino, además de que NO podamos comprobar si los alimentos los contienen o no.
Los efectos de esta “legislación europea” se pueden contemplar desde el prisma de su imposición sin que ningún organismo elegido por la vía democrática haya intervenido y desde el punto de vista de sus efectos perniciosos para la salud.
La falta de legitimidad democrática concierne a los políticos pedir responsabilidades a esta institución europea que legisla sin ton ni son sobre aspectos que conciernen nuestras vidas, como las “instrucciones” inducidas de “pases sanitarios”, “vacunas”, restricciones de nuestras libertades individuales y ahora una nueva imposición de ingerir insectos sin que prestemos nuestro consentimiento en ningún momento.
Si la aparente libertad de disponer de nuestro cuerpo que es un derecho reconocido por la Agenda 2030 para autorizar el aborto, sin embargo, cuando esa libertad para que podamos decidir si nos tragamos los insectos o no, esa libertad ya NO EXISTE.
Por un lado, desaparece el Derecho a la Información ya que, al comprar una inmensa mayoría de productos, nunca sabremos si contienen o no estos insectos y por otro lado, desconoceremos las cantidades que llevan.
Hay que renegar de dictadores pero esta normativa parece propia de las más horribles y espantosas Dictaduras jamás existidas.
No se trata de renunciar a esas chuletas sabrosísimas de buey que los vascos nos tragamos – y algunos degustamos – despreciando si tienen menos de un kilo… NO, se trata de que nos comamos estos repugnantes bichitos que jamás en nuestra civilización vieja nos los hemos tragado.
Y burlarse de nosotros, ingenuos y estúpidos ciudadanos que aceptamos como corderos al matadero, lo que nos cuentan y lo peor, lo que NO nos cuentan.
Si reflexionamos en lo escrito, deberíamos extrapolar lo anterior con TODOS los discursos oficiales ya pasados y en que, en ningún momento, con las gloriosas excepciones de las “opiniones de los expertos” de los Gobiernos, nos han podido contar TODAS las trolas que han querido.
Y no se trata de cuestionar el “discurso oficial” sino de pedir una reflexión sobre TODO lo ocurrido en los últimos tres años y que con cada nueva noticia tenebrosa nos infunde a pensar que, hasta ahora, ningún Gobierno nos ha contado una sola verdad.
A lo práctico, la salud es lo que importa
Desde nuestros antepasados los neandertales y ya es remontarse algunos millares de años, NADIE, mal que les pese a los que mandan, NADIE, repito, ha comido insectos.
Los únicos organismos que la naturaleza ha previsto para tragarse los insectos son los pájaros. Y ningún otro más.
Los humanos NO estamos preparados para comer insectos, ni nuestro estomago ni nuestros intestinos los aceptan sin consecuencias para la salud.
Con independencia de que, alguno de los cinco insectos “aprobados” para su ingesta humana, desconocemos si pueden producir alergias más o menos graves.
La medicina no lo sabe, ya que no hay ningún antecedente de su consumo, pero, y dada la prevalencia cada vez mayor de alergias, es muy probable que se desaten en algunas personas predispuestas a enfermedades alérgicas.
Solo por precaución nos deberíamos abstener. Lo grave de la situación es que NUNCA sabremos si los ingerimos o no.
La quitina
La quitina es un componente esencial de estos animales y por supuesto, todas las herramientas de información disponibles, se derriten en alabanzas sobre sus virtudes y bonanza…incluida la famosa y mentirosa Wikipedia.
No hay que confundir la quitina con la quitosana muy utilizada en dermo-cosmética y que es un producto que los estudios científicos lo consideran beneficioso.
Lo contrario piensan los científicos que trabajan en la investigación oncológica que en sus trabajos comprueban que las células cancerosas muestran una avidez desmesurada por la quitina…
Razón poderosísima para permanecer vigilantes y evitar su consumo.
Productos “Insectizables”
La siguiente lista, NO EXHAUSTIVA, de los productos alimenticios autorizados a añadir grillos (el achetadomesticus y no es una broma):
- Panes normales y multicereales
- Galletas y grisines
- Barras de cereales
- Premezclas de panes para cocción en el horno
- Pastas, y no me refiero a los euros, sino a las italianas…
- Salsas
- Derivados transformados a base de patata
- Platos a base de legumbres y de vegetales
- Pizzas, aquí no se libran ni los italianos…
- Lactosuero en polvo
- Sustitutos de la carne
- Los derivados a base de harina de maíz, adiós a las deliciosas arepas…
- Sopas y concentrados de sopa en polvo
- Bebidas similares a la cerveza… Con la Iglesia hemos topado..
- Chocolates…
- Frutos con cascara y oleaginosas
- La lista sigue, incluso con preparados de carne…
Moraleja
Cada persona, después de una reflexión, saque conclusiones.
Les cuento las mías con sinceridad. Si no queremos comer insectos, deberíamos prescindir de las “grandes” marcas de alimentación que siguiendo ordenes de los que mandan, incorporarán los grillos de marras en sus productos.
Debemos privilegiar los pequeños productores, los locales, los artesanos carniceros, panaderos (nunca el pan de supermercado), las verduras y frutas frescas, los pescados – por supuesto -, evitar las harinas industriales, las comidas preparadas excepto si conocemos al que las confecciona…
Nuestra salud está en juego.
Gracias por la lectura.
España por Cristo.
Ignacio Caballero Arrecoechea
Ver: https://www.boe.es