Publicado por el Profesor José Luis Orella Martínez en diarioya.es.
El PKW dio los datos de a las 7.58.h. de la mañana con el 99,97 por ciento del voto escrutado y un 68,3 % de participación. Los resultados finales han sido:
10.413.094 – 51.21 % votos – Andrzej Duda
9.921.219 – 48.79 % votos – Rafał Trzaskowski
Aunque las encuestas confirmaban la mínima diferencia entre los candidatos, y los analistas políticos no se atrevían a confirmar ningún resultado, finalmente el actual presidente Andrzej Duda confirmaba su segundo mandato. La entrada de los últimos votos rurales procedentes de zonas recónditas fue aumentando la distancia y proporcionando un colchón de medio millón de votos de diferencia, que el voto extranjero no podía ya hacer peligrar.
Esta campaña electoral ha sido sorprendente para el elector polaco por ser la primera después del COVID- 19, que ya había planteado problemas por el traslado de su fecha de realización entre el gobierno y la oposición. También por el cambio del candidato de la oposición en pleno inicio de campaña. Rafał Trzaskowski corresponde a la nueva imagen de jóvenes políticos de laboratorio como Macron, Rivera etc… que responden a la aplicación de un fuerte programa de economía liberal, transformación radical de la sociedad y eliminación de su fondo trascendente. Sus políticas han provocado reacciones imprevistas como los chalecos amarillos en Francia, pero en Polonia se evitó por el triunfo del PiS, con su proyecto de economía social de mercado.
La campaña ha sido muy dura por los insultos y descalificaciones, poco habituales en otras elecciones precedentes. Rafał Trzaskowski ha llevado una campaña muy agresiva, intentado aglutinar el voto de la oposición al PiS, pero sus apoyos al “matrimonio” LGTB o a la eutanasia, no le han favorecido en una sociedad que celebra este año el centenario del nacimiento de su compatriota más universal, San Juan Pablo II. Este fenómeno ha hecho que el presidente Duda defendiese un perfil valórico y católico que le ha permitido ganar, pero también comprometerse con un voto prestado que en las próximas elecciones generales apoyará a otras formaciones como Konfederacja, la coalición que reúne a libertarios, tradicionalistas y providas o Coalición Polonia, donde perviven campesinos y los restos del movimiento Kukiz.
El triunfo de Andrzej Duda mantiene a Polonia fiel a sus raíces, y seguirá siendo una referencia para el mundo católico europeo, pero Rafał Trzaskowski ha venido para quedarse, ha demostrado ser un rival fuerte, con un apoyo social por encima del de su partido, y la primera fuerza en la juventud y en las ciudades. Los polacos se sienten muy europeos, son críticos con algunas cosas, pero no quieren ser relegados como enemigos de la modernidad. Algunos han encontrado en la eliminación de la Iglesia como guía moral del país, el modo de beneficiarse políticamente y conseguir las palmadas de Bruselas en la espalda.
Andrzej Duda tendrá que legislar para una sociedad católica que no se resigna a desaparecer y a gestionar como lo han hecho, con una economía de pleno empleo, escasez de mano de obra y con 1.500 muertos por el COVID- 19, debido a una gestión encomiable de su ministro de Sanidad, que cerró las fronteras impidiendo contagios procedentes del extranjero.